El papel que se desempeña al practicar la albañilería es la base inicial y principal de una construcción. Ser albañil va mucho más allá de simplemente el trabajo físico, se necesita cierta destreza, paciencia y en gran medida una buena conducta hacia la seguridad.
Al trabajar en una construcción las situaciones de riesgo pueden ser más altas que en otros empleos, por ello una buena educación acerca de lo qué se debe hacer, cómo se debe hacer, y por qué se debe hacer en relación al tema, es fundamental.
Y si bien tener en mente la seguridad es un requisito en el oficio, una de las precauciones más grandes corresponde a los implementos con los que se ponen manos a la obra. Es decir, la calidad de las herramientas de albañilería que se emplean.
Son interminables las razones por las cuales comprar herramientas de buen material representa un beneficio para quienes las adquieren. Esto se podrá observar no solamente en el desarrollo de trabajo sino en el resultado final.
Para tener una guía de lo que se puede ganar y de lo que no, por ejemplo, supongamos que se tiene una mezcladora deficiente y que no ejecuta su función con soltura.
Al ser las mezcladoras herramientas que afectan en directo a la productividad y el tiempo de la construcción, que la que se tenga sea lenta solo traerá retrasos e inconsistencia en la obra. En cambio si se compra un modelo que esté equipado con una transmisión de cadena para acelerar su tiempo de producción, a la hora de una comparativa se notará fácilmente la diferencia.
Y este ejemplo puede aplicarse a cualquier herramienta de albañilería por más pequeña que sea. No se puede trabajar con un cincel que no resista durante unas cuantas usadas o una paleta que no frise como se desea porque se escogió aquella que estaba junto en los precios baratos.