Las radios antiguos o clásicos, que reunían a la familia antes de la llegada de la televisión, son objetos que nos fascinan hoy día. A su gran belleza añaden la emoción de un funcionamiento fiel, a menudo bastantes décadas después de su fabricación. Normalmente, estos atractivos aparatos tienen carcasa de madera, por lo que su recuperación comprende dos capítulos muy diferentes, madera y electrónica.
Lógicamente, para los coleccionistas experimentados de radios antiguos el interés de la pieza estriba sobre todo en su impecable funcionamiento, por supuesto con válvulas originales. Para el gran público, el valor estético de estos receptores los convierte en adornos de salón muy apreciados, incluso cuando han dejado de funcionar. !Vamos a deleitarnos con esta exquisita galería!
Este precioso radios antiguos sigue la línea de las llamadas radios de capilla, por el aire gótico de los huecos para el altavoz. Se fabricó en el año 1935 en Filadelfia y es el modelo 755 de la marca Atwater Kent, un gran clásico entre las radios de época. Nuestro lector Jose4190 hizo una restauración impecable, ya que como vemos se encontraba en un estado bien lastimoso.
El artista consiguió también devolverle todo el esplendor de su sonido, buscando válvulas originales.
Varios momentos del trabajo con la Atwater Kent. El altavoz estaba todo destruido y hubo que reconstruirlo por completo, explica nuestro amigo Jose4190.
Igual que en la restauración de coches clásicos, el aficionado debe hacer acopio de repuestos originales mediante una labor constante de búsqueda, clasificación y almacenamiento. Para hacer los montajes correctamente, es imprescindible también obtener documentación precisa, a través de manuales con esquemas, revistas del sector, y desde luego el contacto con aficionados y expertos por Internet.
¡Un resultado impecable! Nuestro amigo cambió levemente la fisonomía frontal del aparato, con gran acierto estético. Y lo mejor de todo, afirma, es que no funcionaba cuando se hizo cargo de ella, y ahora tiene un sonido espectacular.
Como es norma universal en la restauración, también aquí rige el criterio básico de la autenticidad. Es preferible evitar la 'contaminación' de piezas y materiales modernos, el aparato debe parecerse todo lo posible a su aspecto recién salido de fábrica.
Nuestro lector Eloyjoel es un gran apasionado de las radios antiguas, y tiene una envidiable colección de piezas que él mismo ha restaurado. Aquí vemos una elegante Saba Mainau.
La Telefunken años 40 de nuestro amigo Empotrao es su fiel compañera junto al ordenador. "El ojo de gato se ve chulísimo cuando tiene buena señal", afirma. Por su parte, la pieza de Guepe1 conserva la rejilla de madera, "y el transformador de hojalata es original de la época".
Para limpiar el exterior, debemos en primer lugar quitar los botones tirando, luego sacaremos los tornillos de la parte trasera, y ya podemos extraer la carcasa de madera. Es fundamental no manchar la telilla del altavoz. Si el barniz está muy dañado, el consejo de los expertos es limpiar con decapante, lijar bien hasta quitar todo resto de la cutícula, y seguidamente aplicar varias manos de barniz de nitrocelulosa. La parte frontal suele embellecerse con goma laca después del barniz.
Se nos ponen los dientes largos viendo el taller del padre de Anavazvaz, un gran apasionado de las radios antiguas. "Él las colecciona, las arregla y luego las va acumulando en el garaje", cuenta nuestra amiga.
Dosmanosizqdas tiene especial cariño a esta radio, que perteneció a su abuelo. Anto0, experta restauradora, nos enseña la joya más antigua de su colección.
Para los grandes forofos de la restauración de radios, el capítulo primordial es el funcionamiento. Por ello, siempre que los componentes electrónicos sean originales, se tolera la copia en las carcasas. Muchos aficionados fabrican el chasis de madera siguiendo fielmente la pauta del original, como hizo nuestro amigo Slasac con este bello aparato.