Andrés Aníbarro se declara amante de su trabajo, apasionado del arte y siempre está en busca de nuevos diseños vanguardistas que rozan la abstracción, aunque el mundo de las antigüedades también ocupa un gran espacio en su corazón. Comenzó como ebanista durante la década de los cuarenta en el taller de su padre, pero reconoce desconocer algunos misterios que plantea la madera.
Desde muy pequeño Andrés Aníbarro tallaba sus propios juguetes y con doce años construía pequeñas réplicas de casas en madera, pero sus grandes habilidades con este material salieron a relucir, cuando poco después, construyó una bicicleta. 'Experimentando he aprendido todo lo que sé, mi afán por crear y mezclar materiales, me ha permitido conocer y querer a la madera'.
Andrés Aníbarro ha dedicado toda su vida a la carpintería, ebanistería, restauración y construcción de casas alpinas, pero ha sido su búsqueda de la innovación lo que le ha convertido en un artista, aunque él mismo reconoce que no hay mejor arte que el de la artesanía de antaño. "Todo lo que no conlleve un trabajo mecánico y no sea fruto de la casualidad es arte".
"La capacidad de expresar utilizando tus propias manos es algo maravilloso. La artesanía moderna carece de valor, la mecanización de los procesos de tratado de la madera han acabado con la creatividad. Crear algo de la nada y sin medios industriales es increíble, por esto me fascinan las antigüedades, nunca verás dos muebles o bargueños míos exactamente iguales por mucho que me empeñe".
El arte de envejecer madera
Durante la entrevista, nuestro experto quiso hacer un especial hincapié en la vitalidad de la madera. Para Andrés, la madera está viva, hay que saber tratarla con cariño cuando es necesario y también castigarla cuando buscamos unos determinados fines, pero sin olvidar que la podemos matar.
La mejor manera de envejecer una pieza nueva de madera es "maltratándola", porque al igual que en las personas, la mala vida acelera el envejecimiento. Si la exponemos a las inclemencias del tiempo, sobre todo al sol y la humedecemos periódicamente, veremos cómo nuestra madera cambia de aspecto con rapidez.
"El uso, en la proporción adecuada, de sosa quema sin destruir la madera y lo que es más importante, impregna el color tostado a toda la pieza. Es vital no destruirla con excesos de sol, agua o sosa, la madera tiene que resistir el maltrato para que cuando esté lista sólo sea necesario un buen lijado".
Según nos cuenta Andrés, la aplicación de betún o barnices puede ser beneficiosa en el envejecimiento de piezas de madera, pero nunca deberemos utilizar productos químicos o adulterados. El mejor tratamiento es el que está compuesto de elementos naturales. En caso contrario, es muy probable el rechazo o el desfallecimiento de la madera.
Cómo hacer una buena restauración
Cuando le preguntamos sobre los procesos de restauración de elementos centenarios, contestó que lo importante no es dejar el mueble como nuevo, sino mantener la belleza de los 100 ó 200 años de su vida. Para ello, hay que tener sumo cuidado al limpiar, de tal manera que no afecte al acabado final. Así, obtendremos el 50% del éxito.
La lacra de los muebles y piezas antiguas es la carcoma. Si nos enfrentamos contra estos insectos, debemos inyectar productos insecticidas por las cavidades que han formado, pero lo que mucha gente no sabe es que nos podemos ahorrar el proceso si la carcoma está muerta.
"En ocasiones no es necesario inyectar insecticidas en muebles atacados por carcoma. Éste no es un depredador perenne, pasados unos años desaparece. Para evitar la carcoma tendremos que mantener a nuestros muebles en buen estado de salud, al igual que los buitres atacan a los animales muertos, la carcoma lo hace con la madera inerte," afirma el experto.
Es habitual que los restauradores se encuentren con recovecos o zonas de la madera que no han sido tratadas nunca y que dan fe de la complejidad de la artesanía antigua, como la marca de la navaja con la que se talló u otros signos. Lo que es fuente de un valor no sólo estético sino también histórico.
Algunos trucos o secretos
Después de darle vueltas durante muchos años a cuestiones que le han intrigado durante toda su vida, Andrés nos desvela uno de sus mayores descubrimientos en su carrera profesional. No conseguía explicarse cómo cuatro piezas de la madera del mismo árbol, tratadas de la misma manera y que cumplían la misma función respondían de distinta manera.
Según afirma "hallé la solución construyendo una mesa. ?Por qué tres de las cuatro patas respondían perfectamente a su función mientras que una de ellas se doblaba y resquebrajaba? Un día cortando leña en casa y fijándome en el veteado, me di cuenta de la importancia de colocar las patas en la misma dirección en la crecía el árbol mientras tuvo vida. Y así era, las tres patas que respondían a la perfección estaban colocadas de manera natural al crecimiento del árbol mientras que la otra no".
Andrés Aníbarro, un innovador para el que no existen las maderas malas y que en cualquier trozo de madera puede vislumbrar lo que será su próxima obra. Es un romántico de la madera, y de la que ha aprendido muchos de sus secretos escuchándola y queriéndola.