Podemos utilizar el agua de lluvia en todo aquello que no requiera potabilidad: regar el jardín, lavar el coche, limpieza en general, los WC, la lavadora... En conjunto, ¡casi la mitad del agua corriente que consumimos en nuestras casas!
Es un considerable ahorro en el consumo de agua, y además una medida beneficiosa para el medio ambiente, ya que los procesos de potabilización generan emisión de gases contaminantes.
El agua de la lluvia es de una calidad excelente, lo que significa riego para nuestras plantas sin cloro ni productos químicos, y lavadoras sin problemas de cal.
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