Resulta fascinante que untando dos maderas con esta sustancia, queden en pocas horas unidas con tal solidez que si las forzamos se romperán por cualquier sitio. Menos por la zona encolada. La cola es el cemento de la carpintería. De hecho podemos fabricar muchos muebles y utensilios empleando únicamente madera y cola de carpintero.
Cómo actúa
Esto se debe a que la cola húmeda penetra en los poros de la madera, de tal manera que al secarse forma entre las tablas unidas un estrato común, afianzado por multitud de 'garfios' que han solidificado en las pequeñas cavidades de ambas superficies. Imaginad que al unir las dos piezas de un velcro, la enmarañada pelambre se convirtiera en fibras de hierro: las dos tiras quedarían absolutamente trabadas, y sería imposible separarlas. Así se comportan las uniones encoladas. Antaño esta sustancia tenía el molesto hándicap de que tardaba cierto tiempo en adquirir dureza, normalmente horas. Los carpinteros debían planificar sus tareas de manera escalonada, para no pasar ratos muertos esperando que las uniones se hicieran firmes. Hoy la industria ha vencido el inconveniente con las colas rápidas, tan seguras e inalterables como las de toda la vida, pero con un presto endurecimiento inicial: en pocos minutos podremos trabajar la pieza encolada, si bien la máxima resistencia se alcanzará pasadas 24 horas.
La correcta utilización
Una norma fundamental en el encolado es evitar las uniones a testa, es decir, a contraveta. La testa, para entendernos, es la parte de la madera que apoya en el suelo cuando ponemos un listón vertical. Ese corte tiene inconfundible mala calidad, no queda pulido por mucho que lo lijemos, y es el único sitio donde la cola da malos resultados. En lo posible debemos evitarlo para efectuar uniones. De hecho a menudo la función de las espigas no es tanto robustecer los ensambles por ellas mismas, sino posibilitar que haya superficie encolada en el sentido de la veta, al embutir vástagos cilíndricos en sendas tablas. Un preparativo importante es el lijado. La cola realmente efectiva es por así decirlo la 'subcutánea', la que solidifica en los poros de ambas superficies. Por ello hay que eliminar toda partícula, polvo o rastro de suciedad, que comprometerá la eficacia de la unión en esa zona.
Después del lijado, y antes de efectuar la unión, conviene presentar las tablas para verificar que ajustan al máximo. La cola tiene inmejorables cualidades adhesivas pero bastante peor aptitud para el sellado. No puede colmatar de manera fiable huecos, ranuras, oquedades o fisuras al aire. Debemos por tanto lijar las superficies a conciencia, y si es preciso incluso cepillarlas.
Algunos consejos
Para obtener uniones perfectas afirmaremos las dos maderas con mordazas, sargentos, bandas de transportista o cualquier medio que asegure la presión, hasta el completo endurecimiento. Evitaremos que los sargentos dejen marcas en la superficie de nuestro mueble interponiendo un tarugo o listón de desecho, que de forma bien expresiva se conoce como 'mártir'.En esta fase la cola rezumará por las uniones, y debemos recoger las gotas con un paño húmedo. Si estamos realizando un trabajo de ebanistería, como una caja ornamental de sobremesa, la mejor precaución es forrar ambos extremos de la unión con cinta de carrocero, dejando sólo una estrecha ranura. La cola rezumante quedará en la cinta protectora, y podremos restañarla fácilmente sin estropear una madera delicada.
La sencilla técnica del encolado nos permitirá montar muchos adornos, muebles y accesorios sin necesidad de clavos, tornillos o cualquier otra fijación.