Las antiguas máquinas de labor y los aperos de labranza son adornos muy apropiados para el jardín. Podemos comprarlos en algunos almacenes de antigüedades, y algunas veces también en granjas y haciendas que visitemos. La opción más seductora para el bricolaje es fabricar los aperos siguiendo de manera fidedigna la traza original.
En este reportaje veremos un ejemplo muy atractivo, la clásica sembradora. La herramienta, guiada por un labrador, era remolcado por una caballería, que aplicaba la fuerza necesaria para que la reja abriera el surco donde la pequeña tolva iba depositando los granos. Es un apero de forma airosa y equilibrada, que veremos construir en madera.
La tarea será realizada por Paco, un vecino y amigo de nuestro lector BNF. Paco es un experto carpintero, que luce en sus trabajos una gran fidelidad al original y a la vez unos acabados de estimable belleza. Lo primero que hizo fue el mecanismo para verter el grano. La base de la caja tiene un agujero practicado. En el eje, explica BNF, Paco hizo unos huequecillos: con el giro de la pieza, el grano va cayendo en el terreno a distancias iguales.
De enorme interés es la fabricación de las ruedas. Paco las realizó mediante plantillas, cortando varias piezas de la misma tabla. En esta imagen vemos lo que serán los radios.
También con otra plantilla, Paco corta en la sierra de cinta las cuatro piezas curvas que formarán la circunferencia de cada rueda. Observemos que los tramos han sido dibujados en la misma posición sobre la tabla: la fibra tendrá así igual orientación en toda la rueda, y la resistencia y las dilataciones serán idénticas.
Cada rueda se compone de siete piezas, que vemos presentadas antes del encolado. Al fabricarlas de esta manera, Paco se asegura de que la rueda tiene perfecta simetría radial: toda la circunferencia exterior tiene resistencia constante en cada punto, algo fundamental en una rueda.
El resultado es una forma de fascinante belleza, que además resulta plenamente conseguida desde el punto de vista estructural. Las ruedas están ya montadas y lijadas, Paco ha recortado tiras de chapa para proteger la madera de las abrasiones.
El eje para las ruedas es cuidadosamente pulido por Paco en un torno que él mismo se fabricó. De igual forma, con rebaje a formón, hizo el eje trasero.
Vemos las ruedas traseras con la caja para el grano ya montada en el eje.
El embudo por donde desliza el grano y la reja que va abriendo el surco en la tierra, también realizados por Paco.
La preciosa sembradora ya está terminada. Seguimos fascinados con el aire helenístico de las ruedas. El vástago de la reja tiene distintos ajustes, para dar mayor o menor profundidad al surco.
Después de la aplicación de un tinte oscuro, la pieza ha quedado lista para transformarse en el adorno más singular del jardín. Un excepcional trabajo de Paco, que hemos podido conocer gracias a las fotos y las explicaciones de nuestro amable lector Bruno BNF.