Estos clavos cumplen dos funciones, una la de adornar, que es lo que se busca principalmente. La segunda es tapar los tornillos que hemos empleado en la sujeción de la chapa a la puerta.
Aquí vemos el primer clavo colocado. Si os fijáis bien, se pueden ver los tornillos, a la derecha, uno por cada voluta (creo que se le puede llamar así a las formas de la parte superior de la chapa), y en los laterales.
También se puede ver en el reflejo el taladro con el que realizo los agujeros guia, creo que necesarios, donde luego introduzco los clavos. Pero como es un clavo, hay que acabar de introducirlo con un martillo, y en este caso he usado la maza de madera que me hice con un larguero de cama.
Terminar de poner el clavo con la maza es importante, para que la punta se introduzca en la madera, y no se mueva. Pero si lo hiciéramos con la maza desde el principio, seguramente entrara torcido o incluso se puede romper la punta, de ahí el agujero guia.
Aquí se puede ver como pasan el invierno las cosas en este patio. Las cantoneras de hormigón las puse este verano, y ya empiezan a acumular verdín.
Una vista desde arriba, donde se ven los clavos de la parte superior. En los laterales los clavos están paralelos al borde de la chapa. La idea es tapar los tornillos, y la forma mas sencilla es hacer el agujero guia al lado del tornillo, y girar el clavo para taparlo con la punta. Pero en el lateral la punta no taparía bien el tornillo, así que lo he puesto paralelo.
Quizás, si en el momento de poner los tornillos hubiera tenido los clavos, se hubiera podido calcular mejor la posición del tornillo, aunque no estaría tan al borde. Pero las cosas salen como salen, y no queda mal del todo.
Tengo que agradecer a José Revuelta , mi ferretero de guardia en Internet, las ideas que me ha dado con el tema de los clavos.
Y esto es todo. Espero que os haya gustado, y que os pueda servir para algo.
Hasta otra.