Llevo bastante tiempo dándole una vuelta a la decoración de mi habitación porque la veía infantil y además, muchas cosas estaban estropeadas.
En esta ocasión estaba buscando una mesita para mi dormitorio. Me puse a buscar por páginas de segunda mano y encontré una ganga. Una mesita muy sencilla, pero por 3€. La tenía una señora con la idea de darle un lavado de cara ella misma, pero al no encontrar el momento llevaba meses en el trastero y estaba algo arañada y golpeada, pero a mí eso no me importaba, así que se vino conmigo.
Después de pintarla con un par de capas, aunque creo que con una tal vez habría sido suficiente, la lijé en los lugares que me interesaban para darle ese aspecto envejecido. Esto es cuestión de gustos, puedes hacerlo de forma sutil o insistir mucho en la lija para gastar más la pintura y dejar salir el color de la base. Hay que tener en cuenta que este tipo de pintura se levanta muy fácilmente con el lijado, así que no es muy costoso darle el efecto desgastado.
Después de esto pasé a dar cera. Con un trapo viejo, a poder ser que no deje pelusas, se va cogiendo producto y extendiéndolo muy bien por la superficie, de tal forma que al frotar bien con otro trapo seco se le pueda sacar un brillo sutil pero precioso.
Le quité también ese tirador tan simplón para ponerle uno más vistoso. No tenía ninguno olvidado por casa, si no lo hubiera utilizado. En este caso lo compre en Leroy Merlin. Fue uno muy económico en color blanco, y con un poco de cera mezclada con un poquito de betún de judea le dí ese aspecto de viejo.
Este fue el resultado:
Guarda la idea para ponerla en práctica y compártela si te ha gustado.
¡¡Nos leemos en la próxima entrada!!
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