Después de cambiar el suelo, la encimera y los azulejos, toca lo fuerte, pintar toooodos los muebles.
Primero sacar todas las puertas y cajones, quitar los agarradores (menos mal que ni tengo foto de lo feos que eran), y lijar, y lijar, y lijar...
Tapé los pequeños agujeros de los viejos agarradores con masilla. Los que me servían para los nuevos los dejé.
Y una vez toda la madera lijada y limpia, le di a todo una capa de imprimación todoterreno.
Al cabo de los días, cuando tenía todas las puertas, vi que la madera de todas las puertas y cajones, estaban llenas de manchas marrones. Así que tras informarme, descubrí que era la resina (o taninos) que expulsan las maderas tropicales, como era este caso.
Vi en algunas webs que aun dando capas y capas de imprimación, las manchas seguirían apareciendo, así que ni probé. Descubrí que había un producto que bloqueaba estos dichosos taninos, una especie de barniz.
Éste fue el que compré, y con una sola capa fue perfecto.
¡Lo que aprende una!
Los laterales que se veían del mueble también los pinté de blanco. Lógicamente el interior ni lo toqué.
Para pintar eso y las puertas de abajo del mueble utilicé un esmalte mate de la marca Luxens.
En algunas partes di hasta tres manos de pintura, en el resto dos.
Para las puertas de la parte de arriba, me decanté por un tono aguamarina, también mate.
Esta pintura se quedó súper cubriente con la segunda mano.
Una vez acabadas todas las puertas y cajones, barnicé con este barniz mate, ya que el de la encimera era satinado.
Tiene un secado exprés, y en una hora ya se puede aplicar la segunda capa.
Ya iba quedando el toque final, que eran los tiradores.
Los quería de cuero, y los que venden, ya sea en tienda o por internet, son demasiado caros para mi gusto, así que conseguí un par de metros de tira de vaquetilla a nada de precio, para hacerlos yo.
Compré unos tornillos con cabeza redonda que iban ideales, así que con el sacabocados y cortando los trozos de 16cm...fui haciendo cada uno de ellos.
Súper fácil y económicos y no me digáis que el resultado no es estupendo!
En los cajones a última hora caí en hacerlos rectos (¡fallo mío!) y como dejé el agujero sin masillar en el centro, me tocó taparlos con pegatinas tapa-tornillos.
Como quería hacer también un portarrollos con el mismo cuero, dejé que me sobraran dos trozos, y junto con una varilla redonda que tenía por casa (también del contenedor...) pintada de blanco, y unos extremos de cobre que debí comprarme hace tiempo para algo que no llegué a hacer...ya tenía mi portarrollos!
Para los fuegos, he colocado para taparlos unos azulejos que también rescaté del contenedor hace mucho tiempo. Yo y mis rescates...
Y como los taburetes que tenía en la barra eran negros y quería meterle más color a la cocina, los vendí y me compré éstos amarillos que terminan de dar el toque a la cocina.
Ahora sí que os enseño el resultado, después de este tostón de post.
¡¡Aquí tenéis!!
También quité un mueble que iba arriba de los fuegos, (donde iba el extractor que no tenía) y compré una campana extractora en condiciones. Quité el muerto ese de en medio y ganó más amplitud visualmente.
Y ya está el post completo por fin, espero al menos que os haya gustado el cambio.
Yo qué puedo decir, estoy muy contenta con el cambio y llevaba con esta idea de cocina en mente desde hace meses y meses!