Sin embargo, cuando detectamos olores desagradables en la cocina o el cuarto de baño, puede deberse simplemente a un mal uso de los desagües. Muchas personas están acostumbradas a utilizarlos como cubos de basura y esto provoca atascos de residuos que, cuando se descomponen, producen gases malolientes que suben por el sumidero.
El sifón
Normalmente los residuos se quedan en los sifones, esos tubos en forma de 'S' o 'P' que unen el desagüe con la tubería y que sirven para impedir la salida de los gases al exterior. El nivel de agua que queda en la curva del sifón (que en Europa exige que sea de 5 cm. de altura como mínimo) crea una barrera impenetrable que 'sujeta' el gas viciado de las cloacas y lo devuelve al alcantarillado.
No obstante, cuando los restos se acumulan en este tubo, éstos se descomponen y generan olores que se expanden fácilmente por la casa. Solucionaremos este problema fácilmente si quitamos el tapón del sifón periódicamente y lo limpiamos por dentro. Con hacerlo una vez al mes será suficiente.
Existen distintos tipos de sifones:
* Integral: con la típica forma curvada y dos tuercas que unen el sanitario con la tubería. Es más engorroso a la hora de limpiar, ya que hay que desmontarlo entero. Vigila que las juntas no estén deterioradas. Si es así, cámbialas.
* Con tapón de registro: al tener un tapón en la base del codo (o de la curva), facilita enormemente la limpieza.
* De botella: es el modelo más complejo, con forma de cilindro. Para limpiarlo, tendremos que aflojar un tornillo y quitar la base. No es mala idea cambiar la junta cada vez que revisemos el sifón.
Otras veces el problema viene porque desaparece el agua-barrera del tubo sifónico debido a la evaporación. Cuando nos vamos de vacaciones, normalmente cerramos la llave de paso. Esto suele provocar que el agua del sifón, al no renovarse, se evapore y deje vía libre al paso de malos olores. Abrir de nuevo la llave y dejar pasar un buen chorro de agua es más que suficiente para que todo vuelva a la normalidad.
Ruidos extraños
Cuando cerramos las llaves de paso durante un largo periodo de tiempo, suele entrar aire en las cañerías. Esto es lo que provoca que, al volver a abrir los grifos, notemos sonidos raros o, incluso, que el agua salga turbia. Estos incidentes se deben a que la corriente está arrastrando a su paso no sólo las burbujas de aire que se han quedado en las tuberías (ruidos), sino también el óxido y la suciedad (agua turbia) que se han podido acumular durante el tiempo que ha estado cerrada la instalación.
A veces el aire puede quedarse retenido y producir ruidos constantemente. En estos casos tendremos que purgar las cañerías aumentando la presión del agua. Para ello, nos haremos con un trozo de manguera y conectaremos el grifo que hace ruido con el del fregadero, que normalmente tiene más presión. Abriremos ambos grifos durante dos o tres minutos y comprobaremos si ha desaparecido el aire. Repetiremos la operación hasta que el ruido desaparezca. Si no lo conseguimos, no está de más consultar a un fontanero.