Pregunta: ¿Cómo llegaste al oficio?
Respuesta: Mi hermano estudió ebanistería, y cuando acabó la Formación Profesional no encontraba trabajo para hacer muebles. Así que decidió entrar en el astillero de la almadraba, un mundo que conocía bien: mi padre era almadrabero. Ese tipo de faena requiere una flota numerosa y el trabajo era constante. Mi hermano entonces decidió que hacer barcos es mucho más apasionante que hacer muebles. Yo seguí su ejemplo y entré directamente en la carpintería de ribera, él ha sido mi maestro.
P: ¿Qué tipo de barcos haces?
R: Básicamente pesqueros de eslora media, alrededor de los 8 metros, para lo que se llama pesca al día. También hacemos yates deportivos.
P: ¿Cuántos carpinteros hay en el taller?
R: Hasta cinco o seis, cuando estamos en plena producción.
P: ¿Qué ventaja tiene encargales un barco, en vez de comprarlo de marca?
R: Hacemos el barco a la medida, por así decirlo. Las empresas grandes ofrecen varios modelos y no puedes salirte de ahí. Nosotros te construimos el barco ideal para tus necesidades y tus hábitos, exactamente el que tú quieres tener.
P: ¿Cómo diseñas cada barco?
R: Siempre empezamos por una maqueta a escala 1:10, de la mitad del barco, que tiene lo esencial de la obra viva conforme a las necesidades que nos planteó el comprador en la primera reunión. A la vista de ese prototipo, definimos con el cliente todos los detalles: la posición de la cabina, el volumen de la bodega, las líneas de agua, la anchura de la popa… Cada elemento se hace conforme al gusto del armador, y una vez decidido todo, empezamos la construcción.
P: ¿Por qué se hace un prototipo de medio barco?
R: Para asegurar la completa simetría. Tras perfilar al milímetro el casco de la maqueta, hacemos mediciones exhaustivas definiendo las cuadernas, que equivalen a los pilares de una casa. Hay que ser muy preciso midiendo, porque un error de un milímetro en el prototipo se multiplica por diez en la escala real. Los datos de cada cuaderna se trasladan a una plantilla, que luego se duplica en espejo mediante dibujo geométrico. Así obtenemos un casco perfectamente simétrico.
P: Veo que también haces barcos de poliéster.
R: El mercado lo demanda cada vez más, y por ello hemos aprendido a trabajar las resinas. De esa forma podemos seguir en el negocio, porque sólo con barcos de madera hoy no generas ingresos.
P: ¿Es más barato un barco de poliéster?
R: Al contrario, sale más caro. Un barco de unos 9 metros en madera puede costar unos 35.000 euros, y en poliéster unos 45.000.
P: entonces, ¿por qué el éxito arrollador del poliéster?
R: ¡Por el gran ahorro en mantenimiento! Poner a punto un pesquero puede suponer una semana en el dique seco, lijando y pintando. Como se hace dos veces al año, supone 15 días sin producir. En cambio, con el poliéster limpias el casco con un chorro a presión, y ese mismo día tienes otra vez el barco en el agua, pescando. Ganas días de producción, y también ahorras en el coste de la mano de obra por mantenimiento. Hoy todos queremos acabar la jornada, amarrar el barco y volver a casa. Con la madera necesitabas echar varias horas a la semana después de pescar, repasando tablas, calafateando, pintando… Por eso los pescadores eligen el poliéster sin dudarlo desde que conocieron sus ventajas.
P: ¿Pasa lo mismo en otros países?
R: En todos sitios. Para hacer los barcos de la película Master and Commander necesitaron una cuadrilla de carpinteros de ribera, y tuvieron que buscarlos por todo Estados Unidos.
P: Sin embargo los barcos de madera no han desaparecido.
R: No, y el motivo es la duración. Un barco de poliéster, aun perfectamente fabricado y sin haber tenido nunca osmosis, a los 30 años ya está muy debilitado. Cuando taladras para instalar algo la broca se hunde fácilmente, lijando llegas al otro lado sin darte cuenta… En cambio, con la madera quitas una pieza y pones otra nueva. El barco así puede durar 200 años.
P: ¿La madera lleva algún tratamiento para el agua?
R: Ninguno, sólo necesitas escoger madera de buena calidad. Un barco normal bien hecho puede trabajar toda la vida de una persona sin dar problemas. El agua no es tan dañina, lo peor es el sol. El mismo barco que dura 30 años navegando a diario, no resiste dos años al sol: la madera se comba, los clavos se salen… Además, el medio salino es apto para la conservación: hay navíos hundidos que llevan siglos en el fondo del mar y tienen aún las cuadernas enteras. El agua dulce corrompe mucho más la madera.
P: ¿Cómo se inicia la construcción?
R: Se empieza por la quilla, es la columna vertebral del barco. Antaño se utilizaba eucalipto rojo, una madera muy dura pero con un grave inconveniente: debe estar siempre bajo el agua, porque al aire se agrieta. Y hablamos de rajas que llegan de proa a popa. Por ello los aserraderos conservaban los troncos en el fango de la ribera. Sacaban el palo, hacías el barco y al agua. Pero si lo metías en el dique seco, para cambiar el motor por ejemplo, había problema seguro. Desde hace unos 15 años utilizamos maderas tropicales, iroko sobre todo. Son más caras, pero dan muy buen resultado. Por lo demás, te diré que cuando se construye un barco siempre se hace apuntando al agua. Es la tradición.
P: ¿Qué otras maderas se utilizan en la construcción?
R: Pino piñonero en las cuadernas, y pino Flandes en el forrado. Si se puede, conviene emplear maderas de la zona: vas directamente al campo, examinas sobre el terreno los árboles ya talados y eliges los que quieres. Supone una gran ventaja seleccionar tú mismo las ramas con la curva de las cuadernas que necesitas.
P: ¿Cómo se unen las piezas de las cuadernas?
R: Con pernos y tornillos pasantes. Luego la cabeza se oculta con una tapa de madera, cortada de forma que haga falta cierta presión para encajarla: en el agua se hincha, y no saldrá jamás en la vida. Otros elementos se fijan con clavos galvanizados, nunca de acero inoxidable porque ofrecen poco agarre, no tienen aspereza. La estructura de un barco se monta con fijaciones, no hay adhesivos de ningún tipo.
P: ¿Para qué son entonces las mordazas de las brazolas?
R: Sólo para alinear las piezas y afirmarlas en su sitio, antes de hacer los taladros donde irán los pernos.
P: ¿Los barcos de poliéster requieren trabajo con madera?
R: Sí, la madera siempre es el comienzo. Para hacer un barco de poliéster necesitas conocimientos de carpintería de ribera.
P: ¿Qué peculiaridades tiene el poliéster?
R: Debe trabajarse bajo techo, sobre todo para controlar la humedad, un factor ambiental crítico en el curado de la resina. Incluso dentro de la nave necesitamos medidores de humedad. Las reparaciones, los trabajos pequeños con poliéster, sí pueden hacerse al aire libre, pero en día soleado. Nosotros incluso ahora esperamos hasta las 11.30 de la mañana, para que desaparezca la humedad. La madera en cambio puede trabajarse todo el año a la intemperie.
P: Con el poliéster nos han llegado encargos insólitos.
R: Cierta vez nos pidieron presupuesto para unos contenedores habitables en la Antártida. El ‘sandwich’ de poliéster es durísimo, puede resistir temporales diarios, y, lo más importante, aísla perfectamente de temperaturas glaciales. Pero nos pedían trasladarnos allí para dirigir la instalación. Mi hermano y yo lo pensamos mucho, era una oferta muy sustanciosa... Finalmente decidimos que no podíamos dar de lado durante meses a los armadores locales, nuestros clientes. Además, ya teníamos familia, ¡de haber sido más jóvenes habríamos ido sin dudarlo!
P: ¿Qué barcos prefieres, los de madera o los de poliéster?
R: ¡De madera, siempre! Las mujeres españolas son más guapas, y los barcos de madera son más bonitos.
Referencia: http://www.elcarpinteroderibera.net/