Si quieres instalar una piscina en tu jardín, pero temes que el mantenimiento sea muy laborioso o que, a la larga, la conservación se convierta en un engorro, olvida tus recelos. Con algunos sencillos cuidados y prevenciones, tu piscina estará siempre limpia y diáfana.
Los primeros pasos
La condición primordial es contar con una superficie lo bastante amplia para la piscina que proyectamos. El área mínima habitual en las casas es de unos 7 x 3 metros, y debemos recordar que además de la piscina necesitaremos una franja transitable en todo el perímetro, así como un rincón para instalar la depuradora.A continuación, escogeremos el material de construcción. Hoy las preferencias del público se reparten entre el hormigón armado, el poliéster reforzado con fibra de vidrio y el acero. Sea cual sea la opción elegida, las calidades deben ser intachables, y la ejecución realizada por buenos profesionales, si queremos que nuestra piscina dure muchos años.
Consejos de mantenimiento
La limpieza deberá realizarse mediante chorro de agua fría a alta presión, frotando con un cepillo de albañil si hay que eliminar verdina o moho. Las piscinas de poliéster necesitan la renovación de la capa externa cada tres o cuatro años. La misma empresa instaladora nos dirá qué revestimiento debemos emplear, y cómo aplicarlo. Las piscinas revestidas con gresite apenas requieren mantenimiento. El fondo, sea cual sea el material de construcción, necesita periódicas rondas con el limpiafondos, para quitar la arena arrastrada por el viento. Finalmente, las hojas y ramitas se recogen fácilmente con la redecilla, evitando así que puedan atascar el filtro de la depuradora.