Si eres de los que quieren instalar una piscina en tu jardín pero te da miedo que el mantenimiento sea muy laborioso o que, a la larga, su conservación se convierta en un engorro, se acabó tu problema. A continuación, te presentamos una serie de precauciones y requisitos que has de tener en cuenta a la hora de embarcarte en este proyecto.
Si cada vez hay más personas que disfrutan en su hogar de la comodidad de tener una piscina propia, es porque los precios van disminuyendo, las calidades se refuerzan y las obras de instalación no presentan una excesiva envergadura.
Primeros pasos
La condición primordial es contar con una superficie lo suficientemente amplia para poder construir una piscina. El área recomendada es de, aproximadamente, 8 x 3 metros, ya que, aunque la piscina en sí no ocupe tantos metros, tendremos que reservar espacio para la depuradora.
Una vez solucionado este tema, deberemos ocuparnos de seleccionar los materiales necesarios para la construcción de la piscina. Aquí influye el gusto de cada uno pero, sea cual sea la opción elegida, tienen que ser de buena calidad para así garantizarnos una duración prolongada.
Los materiales más habituales para levantar nuestra piscina son los ladrillos o el hormigón. En este último caso, más frecuente, el proceso es muy sencillo. Tras realizarse la excavación, se coloca una capa de grava en el fondo y, a continuación, se realiza la estructura de hormigón.
Resistencia y acabado perfecto
La durabilidad es un elemento clave a la hora de decidirnos por un material u otro. Las piscinas mejor valoradas son las de vidrio o las de poliéster, que destacan por su entereza frente a adversidades climatológicas, por no presentar fugas y por la diversidad que ofrecen en cuanto a formas y dimensiones.
Varias son las alternativas de las que disponemos para rematar nuestra piscina. Entre las más comunes destacan el gres, el PVC o la pintura plástica resistente al agua.
Consejos de mantenimiento
Aparte de todo lo anterior, si queremos que nuestra piscina resista el paso del tiempo y muestre un aspecto inmejorable, hemos de seguir algunas recomendaciones:
* La limpieza deberá realizarse mediante un chorro de agua fría a alta presión. En el revestimiento aplicaremos una solución impermeabilizante cada, aproximadamente, tres o cuatro años.
* El impedimento principal con el que podemos encontrarnos son las fisuras que provocan pérdidas de agua en las piscinas. Si notamos que se producen escapes, tendremos que vaciarla y localizar la grieta, rellenándola con algún producto especial para ello, que variará según la medida de la fisura.
Hay casos tan graves, que incluso es necesario cambiar totalmente el revestimiento.
Así, siguiendo estos sencillos y prácticos consejos, conseguirás disfrutar de una piscina en perfecto estado durante mucho tiempo. Tan solo tendrás que evitar una falta de uso prolongada y la despreocupación de las necesidades de la piscina.