Con tan buen aliado, podemos construir un templos y reproducir desde las piedras de una muralla hasta una solería de baldosas, pasando por muros, vigas, techos y tabiques. Su bajo coste justifica hasta cierto punto una práctica habitual entre los belenistas: desechar la construcción tras las navidades, para empezar desde cero cada año. !Veamos un magnífico ejemplo!
Joaquín Gaviño, un consumado experto en templos de Belén a pesar de su juventud, ha realizado este año una pieza excepcional, que ha recibido merecidos elogios en los foros de belenistas. Vemos en la foto el ángulo izquierdo, que alberga la escena protagonista del Belén.
Observemos la cuidada disposición de las luces, que realzan cada espacio, así como el grato aspecto nocturno de la celosía, elemento muy característico de los belenes.
Los buenos belenistas como Joaquín siempre evitan el exceso de figuras, que provocan confusión y restan verosimilitud. El escenario y los personajes guardan un atractivo equilibrio, que se aleja por igual de los parajes desolados y las multitudes caóticas.
Presenciamos la maravillosa creación desde otro ángulo. Casi todos los elementos que tenemos a la vista se han fabricado con el imprescindible poliestireno.
¡Un Belén no es digno de ese nombre si falta el pozo! En esta imagen apreciamos las aptitudes del citado material para imitar la áspera textura de la piedra arenisca. Los bloques se han cortado uno por uno.
Impresionante vista del elemento que resultó más trabajoso, según nos contó el artista. También aquí se cortaron todas las 'piedras' una por una, hasta completar la muralla. Nuestro amigo comenzó los trabajos del Belén poco después del verano.
¡Qué deslumbrante escena para la entrada de los Reyes en Belén! El buen gusto y la habilidad compositiva de nuestro amigo generan un admirable panorama, y nuevamente nos deleitamos con el magistral equilibrio entre el escenario y los personajes.
Volvemos al rincón del Nacimiento. Abundan los detalles de buen maquetismo, como los brotes de hierba en el friso de la fachada, la sólida puerta con refuerzos de metal, y las brasas del fuego.
La escena junto al pozo, embellecida con la luz de atardecer. Los chorros de la fuente son cordones de adhesivo térmico vertido en agua fría, pintados después con esmalte de uñas transparente.
Una de las escenas más conseguidas por nuestro amigo Joaquín, el recogimiento de los pastores ante el Nacimiento.
Nos recreamos con la veracidad de numerosos detalles: las brasas del fuego, las losetas sueltas en la vieja solería, la argolla oxidada, la textura de las piedras tiznadas de hollín.
¡Ya vienen los Reyes Magos! En muchas familias es tradición poner la comitiva de sus Majestades cada día más cerca del portal, a medida que se acerca la noche feliz de los regalos.
El plano final es para la escena protagonista del Belén y de la Navidad. La mágica iluminación creada por nuestro amigo Joaquín Gaviño se debe a una bombilla LED orientada hacia el pesebre.
¡Enhorabuena, artista, hemos disfrutado mucho con tu creación!
Agradecimientos: Joaquín Gaviño Cortés, autor del Belén.