El paso de los años, los golpes, las humedades y los cambios bruscos de temperatura, son factores que, poco a poco, van poniendo a prueba la solidez de muros, paredes y techos de nuestro hogar. Si no reparamos estas imperfecciones, nuestra casa paulatinamente irá adoptando una imagen cada vez más descuidada. No adoptar las medidas adecuadas puede desembocar en un problema más grave.
Para evitar todo tipo de sustos o sobresaltos, además de dotar a nuestra vivienda del conveniente aspecto de pulcritud, tienes que llevar a cabo pequeñas reparaciones, fáciles, rápidas y más que económicas. Una mañana será suficiente para acabar con esos pequeños desperfectos que tanto afean y afectan a la salud del hogar.
Averiguamos las causas
Antes de ponernos a reparar directamente las imperfecciones que han aparecido en nuestras paredes o techos, es recomendable evaluar las causas. Una vez lo tengamos bien claro, en el caso de que los motivos respondan a fuertes golpes, constantes roces, o a los procesos naturales de dilatación, podemos comenzar a reparar.
Pero hay que ser cautelosos porque los desperfectos han podido ser provocados por un problema más serio que se manifiesta en forma de grietas o desconchones. Un fallo estructural en la edificación, filtraciones o humedades pueden ser algunas de las causas más serias y, si no las resolvemos, cada vez crearán más deterioros en el hogar.
En este caso, para atajar el problema tenemos que acudir a la raíz. Sería inútil solucionar una y otra vez las mismas consecuencias.
Las grietas
Existen dos tipos de grietas y, dependiendo de cuáles han aparecido en nuestra casa, podremos solucionarlo nosotros o no:
Las denominadas grietas estructurales ponen en peligro la estabilidad de la vivienda y es estrictamente necesario que se ocupen de ellas profesionales y arquitectos.
Por otro lado, están las grietas arquitectónicas, que sólo afectan a la estética del hogar y que son muy sencillas de reparar, incluso para los menos habilidosos.
Paso a paso
- Agrandamos la grieta con un cuchillo hasta donde la pared vuelva a ser firme.
- Retiramos el polvo para que el sellador tenga posteriormente una buena adherencia.
- Mojamos abundantemente la abertura.
- Una vez seca, la taponamos con yeso o masilla plástica.
- Para terminar, lijamos la superficie para que quede uniforme y no se distinga del resto de la pared.
Los desconchamientos
En este caso también tenemos que distinguir dos tipos de desconchados, pero ninguno reviste tal gravedad que no podamos solucionar nosotros mismos. Lo único que va a variar es el tratamiento:
Si el desconchón es tan profundo que podemos ver los ladrillos del muro, debemos aplicar en primer lugar una base de mortero, y posteriormente rematarlo con una fina capa de yeso.
En el caso de que sea muy superficial, aplicando únicamente el yeso o una capa de escayola.
Paso a paso
- Con una espátula rascamos para quitar la superficie de alrededor que, aunque todavía se mantiene, también está dañada.
- Limpiamos la superficie y la humedecemos.
- Una vez seca, aplicamos una base de mortero (se vende preparado específicamente para este tipo de reparaciones).
- Extendemos una capa de yeso.
- Lo alisamos y distribuimos por toda la superficie afectada utilizando una llana o fratás.