1 Debemos partir siempre de una máxima, y es que no debe deslumbrar ni, en la medida de lo posible, crear sombras. Para ello usaremos una iluminación suave, uniforme, paredes en tonos claros y colocaremos las lámparas teniendo en cuenta las sombras.
2 Podemos jugar con la iluminación para destacar ciertos objetos, muebles... que queremos que protagonicen una estancia, y ocultar otros.
3 Lo mejor para ahorrar luz es emplear diferentes puntos de luz en una misma sala, para poder iluminar solo la zona que vamos a emplear en cada momento. Por ejemplo, un rincón de lectura. Además, un único punto de luz hace que la estancia parezca más pequeña.
4 Debemos prestar especial atención a zonas como el baño y la cocina. En baños suele ser muy efectiva la luz blanca con tubos fluorescentes. Por su parte, en la cocina es mejor poner diferentes puntos (sobre el fregadero, la encimera...).
5 Las zonas de paso como, por ejemplo, los pasillos, deben estar muy bien iluminados.
6 Lo mejor es emplear interruptores que nos permitan regular la intensidad de la luz.
7 Por último, los apliques de pared nos ayudan a crear contraste entre el centro y las esquinas, aclarando el espacio.
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