También necesitaremos el serrucho si cortamos en el exterior lejos de los enchufes; o en los bricoleos de una casa nueva sin electricidad; o trabajando en cubiertas y tejados, dado que a menudo requieren posturas difíciles, incompatibles con una máquina eléctrica. Por todo ello, nunca faltará en nuestro taller un buen serrucho.
Corte fino, trabajo lento
El mercado nos ofrece dos tipos de hoja, las que hacen un trabajo rápido pero basto, y las que hacen un trabajo fino pero lento. Esto depende del número de dientes: a mayor cantidad, mayor finura.El acero de la hoja puede ser de dos clases: templado y sin templar. Los serruchos de acero templado mantienen el filo mucho tiempo, pero cuando lo pierden hay que desecharlos porque no pueden afilarse. En cambio las hojas sin templar pueden afilarse cuando sea preciso, y si son de calidad durarán toda la vida, como los serruchos del reputado fabricante inglés Pax, con hojas del legendario acero de Sheffield.
A menudo el mango del serrucho presenta dos aristas que forman ángulos de 45º y 90º con la hoja. En efecto, pueden utilizarse como escuadras en aquellas tareas que no exijan precisión al milímetro.
La sierra de costilla
Inmediatamente después del serrucho clásico, la herramienta de corte más útil en nuestro taller de bricolaje es la sierra de costilla. Como rasgo distintivo tiene un 'lomo' de metal en la parte superior de la hoja, para impedir que se doble. Gracias a ello haremos cortes absolutamente rectos.En combinación con la guía de ingletes, la sierra de costilla nos permitirá fabricar puertas, ventanas, marcos y en general cualquier trabajo con madera que requiera uniones a 45º.
La técnica del corte manual
Cortar bien con el serrucho, es decir, abrir en línea recta un material heterogéneo de cierto grosor, requiere concentración y pulso. Con la práctica gastaremos cada vez menos energía, percibiendo que el serrucho parece hacer todo el trabajo.Es necesario sujetar la pieza firmemente. Un pequeño listón ofrecerá poca superficie de rozamiento a la hoja, y podremos asirlo con la mano mientras lo cortamos. Pero cortando vigas o tablas el rozamiento será mucho mayor, y derrocharemos energía contrarrestando con la mano libre los empujes causados por el vaivén. Debemos sujetar con una mordaza la pieza de madera, cerca de la línea de corte: así reduciremos lo más posible el brazo de palanca, evitando que la madera se mueva y presente al final cortes erráticos.
En definitiva, aunque tengamos caladora, circular y sierra eléctrica de ingletes, el serrucho sigue siendo como hace siglos una herramienta fundamental en los trabajos con madera.