Nuestro amigo BNF ha tenido la genial idea de restaurar un antiguo arado con un arado de la clase Bravant, que dominaba los campos de Europa a comienzos del siglo XX. La corrosión había hecho estragos en la máquina de labor, y nuestro amigo ha necesitado emplearse a fondo para eliminar el óxido y reponer las piezas deterioradas.
¡El trabajo ha merecido la pena desde luego! BNF tiene larga experiencia para restaurar un antiguo arado. Rescatando balanzas romanas y otros utensilios tradicionales invadidos por la herrumbre, así que el voluminoso arado no le ha planteado gran dificultad en ese aspecto. Esta vez el desafío ha consistido en reproducir y luego acoplar los elementos insalvables, ¡vamos a ver a detalle como restaurar un antiguo arado.
Aquí vemos el arado tal como llegó a sus manos. Arrastrado por caballos o por bueyes, el diseño novedoso del Bravant le daba una gran eficacia para abrir el surco, lo que se traducía en mayor rapidez de laboreo y por tanto mayores beneficios para el agricultor.
En aquellos tiempos, un arado Bravant era el sueño de todo propietario rural.
Aunque a primera vista parecía en buen estado, cuenta nuestro amigo BNF que se encontraba en pésimas condiciones. “Las piezas que tenían que moverse no lo hacían porque estaban llenas de óxido, así que lo primero que hice fue echar gasoil en todas estas partes para ir eliminándolo”.
“Lo siguiente es desmontar todas las partes que se puedan para hacer una mejor limpieza de todo. He tenido que cortar algunas tuercas”, lamenta nuestro amigo.
“Las partes de hierro que están comidas por el óxido hay que eliminarlas. Para eso le damos unos golpes con un martillo y un cincel o similar ya que se desconchan”. Recordemos que este arado posiblemente ha estado sometido a la intemperie durante décadas.
"Algunas partes de las palas y demás no eran muy recuperables, con lo cual hay que hacer nuevos trozos y adaptarlos". Después de cortar todo lo inservible, nuestro amigo fue a comprar unas piezas de hierro para reproducir las piezas nuevas. “Medí el grosor de las palas y compré unas piezas un pelín más gruesas”, explica.
“Y, cómo no, a la hora de soldar el hierro como siempre he recurrido a mi amigo Paco, ya que yo no tengo soldador pero sí un vecino muy dispuesto. Unos cuantos golpecitos para ir doblando el hierro y... ¡a soldar!"
Vemos una de las palas ya completada mediante soldadura.
“Estas dos piezas que se ven en gris también las hicimos nuevas, así que ahora hay que comprobar que todo encaja en su sitio, y si no ir ajustándolo".
"Bueno, pues van encajando, así que ahora seguimos con el trabajillo”, cuenta BNF, muy animoso por la buena marcha del trabajo.
"Ahora vamos a quitar la pintura. Aquí se me ocurrió comprar un decapante para metales, pero… fue una tontería porque costó un pastón y no le hizo ni cosquillas". Así que nuestro amigo cambia de método: “cepillo de acero, no de latón en este caso ya que tampoco le haría nada. Lo adaptamos a un taladro o una amoladora y a darle a todo bien con paciencia".
BNF recurre a la mini herramienta Dremel para acceder a las zonas difíciles donde hay partes de óxido que deben eliminarse.
"Ahora hay que ir igualando las partes nuevas de hierro para que quede la cosa lo más curiosa posible. Amoladora y a pulir". De paso, nuestro amigo suaviza el filo de las palas y demás piezas que así lo requieran, “pues no voy a arar ningún campo y no quiero que nadie se corte por accidente”.
"Sigo puliendo las partes nuevas para igualarlas. Aquí hay que tener paciencia pero poco a poco la cosa pinta bien".
Nueva labor de artesanía con los agujeros para los tornillos: es preciso avellanarlos, y BNF encargó a un herrero la tarea.
Sin embargo, luego tuvo que retocarlos todos, “pues me costó encontrar este tipo de tornillos y algunos son diferentes... Hice unas muescas con la Dremel para que encajasen las esquinas de la parte cuadrada y así el tornillo no gire cuando se apriete".
"Con la misma Dremel y una lija en esta ocasión retoco el avellanado hasta que el tornillo quede a ras".
"Es importante que limpiemos bien todas las piezas antes de pintar porque hay restos que, aunque a simple vista no se ven están ahí... por eso hay que desmontar el mayor número de piezas que podamos. He tenido que cortar los remaches que sujetaban esta pieza pero creo que ha merecido la pena, pues limpiarla puesta… ¡uf!"
Y a la derecha las vemos “ya limpitas, menuda diferencia, ¿no?”, señala el artista, justamente orgulloso de su trabajo.
Las piezas pequeñas como los tornillos también se adecentan con la Dremel. “Las partes que pulí están demasiado pulidas”, explica BNF, y para que la pintura agarre mejor nuestro amigo las repasa con lija hasta que no quede nada brillante.
Después de retirar tanto óxido y pintura se acumula mucha suciedad, así que BNF lo limpia bien todo con una máquina de agua a presión, secando luego sin tardanza con un paño.
En esta fase del trabajo el artista se pone unos guantes de algodón para no tocar nada con las manos, evitando posibles restos de grasa, “ya que a la hora de pintar no son nada convenientes”.
Sólo faltan unos pequeños detalles, antes de proceder a pintar el arado Bravant tan magníficamente restaurado. Nuestro amigo Bruno empleó un esmalte especial para exteriores, en color negro.
Y el resultado final es un admirable elemento decorativo para el jardín, con el que celebramos la llegada de la primavera. ¿Qué te ha parecido la idea de BNF?