Y respecto a la dificultad de elaborar una tapa de forja para un pozo, los expertos aseguran que está perfectamente al alcance de un bricolega esmerado y cuidadoso. Cualquiera que sea capaz de realizar montajes solventes en madera puede abordar tranquilamente el oficio de la forja, siguiendo siempre la regla de oro: ir de lo sencillo a lo complicado. El fabuloso ejemplo de nuestro lector BNF y su vecino Paco será el mejor estímulo.
Nuestro amigo Bruno BNF nos cuenta cómo nació hacer una tapa de forja para un pozo: tenía en su jardín un pozo artesiano tapado con un montón de trastos, y un día su mujer pidió a su vecino Paco que hiciese una tapa en condiciones. Como siempre, el amable artista se puso a ello con toda diligencia, y en un par de días el trabajo estaba listo.
Seguidamente fueron a casa de Paco, para rebuscar entre los restos de hierros que tiene almacenados para reciclar todo lo posible. "Encontramos el rodillo de un tractor, así que lo primero fue enderezarlo (ufff a martillazo limpio), y luego marcar y recortar lo que sería la base".
Mientras Paco monta unos perfiles para que la chapa quede bien plana, Bruno recorta un tubo a fin de obtener unas piezas cilíndricas, que servirán como refuerzo de los arcos.
"Cuando Beatriz, la mujer de Paco, vio que estábamos haciendo una tapa para el pozo, me dijo que creía tener una polea del pozo de su madre por ahí perdida, así que Paco fue en su busca... y la encontró. Como la pletina estaba un poco desgastada, se hace otra nueva y no se hable más".
"Ahora vamos con los arcos. Para hacerlos compré unas pletinas de hierro", explica nuestro amigo Bruno BNF. Esta fase comienza doblando las pletinas, tarea que Paco realiza puntillosamente con sus utensilios de herrero.
Cada arco se compone de dos pletinas, reforzadas por los tubos que recortó Bruno. "Para inmovilizar la primera, Paco la soldó al borde de la base, y la fuimos doblando. Una vez fijada con unos puntos de soldadura, con un par de martillos se le dan unos toquecitos para ir redondeando bien la cosa".
"En este punto ya estábamos satisfechos con el resultado, pero fue entonces cuando Paco se acordó de que tenía unos adornos de un portalón, y... se los soldó también. Así que nada, nos fuimos con la tapa y sus adornos a ponerla en su sitio". ¡El diseño es un éxito!
Aquí vemos el impecable resultado de la tarea de forja, realizada en su mayor parte por Paco. "Y ahora me tocaba a mí", relata Bruno animosamente. "Tenía que adecentar la obra".
"Así que empezamos. Lo primero es quitar el óxido y limpiar todo el hierro bien. Para ello usé un cepillo de alambre con el taladro". Nuestro amigo Bruno hizo también excelente uso de la mini herramienta Dremel.
El borde interior de la polea presentaba 'dientes' y asperezas, que Bruno eliminó con una lima de metal y la Dremel. A continuación, la embelleció con un transformador de óxido, igual que había hecho previamente con los arcos.
El trabajo de los dos artistas merece el calificativo de sobresaliente, seguro que la mujer de Bruno quedó maravillada del cambio. ¡Nos han entrado unas ganas irresistibles de fabricar adornos de forja!