En primer lugar, debes elegir cuidadosamente la ubicación en la pared, asegurándose de evaluar y comparar la relación entre el tamaño de la pintura y de la pared misma, teniendo en cuenta el tipo de luz que iluminará el cuadro (natural o artificial), la presencia de otros objetos ( muebles, lámparas con tierra hasta otros marcos), y también el efecto visual que se obtenga. Para tener una noción hay que saber que una imagen vertical tiende a alargar la pared, mientras que una horizontal tiende a agrandarla.
También es muy importante tener en cuenta el peso del cuadro, del marco e incluso del cristal protector en caso que se lo pongamos para saber si la estructura podrá soportar el peso. Igual que debemos conocer el material de la pared: ladrillo macizo, yeso, cal…De este modo sabrás el tipo exacto de clavo que necesitarás.
Los clavos son recomendables sólo para pinturas muy ligeras, y si tienen más peso o quieres asegurarlo bien una buena opción es usar clavijas. Si usas clavos lo ideal es poner la cabeza un poco más alta que la punta, no lo pongas perpendicular a la pared porque podría darse e incluso formarse un agujero. Si el peso del cuadro ronda los 2kg podremos usar un clavo de un centímetro y medio y entraremos un centímetro en la pared. A más peso, más largo deberá ser el clavo e incluso podría ser necesario el uso de clavos de acero y emplear ganchos en forma de X.
Pero no siempre es cierto que se deba usar un clavo grande para un cuadro que pese mucho porque dependiendo de la pared podría ser que si penetramos mucho el cuadro nos carguemos el ladrillo de la pared. Lo mejor es utilizar las clavijas o fischer que pueden variar en longitud (de 2 cm a 10 cm) y de diámetro, a partir de 4 cm y hasta 12 cm. También en este caso, la elección está determinada por el peso que apoyará.
Una vez elegido el espacio y el clavo o clavija deberás marcar con un lápiz el lugar exacto para hacer el agujero con un taladro. El agujero debe ser como el diámetro de la Fischer que elegida. Normalmente se coge una medida un poco más pequeña y se acaba de ensanchar al introducir la clavija para evitar que el agujero sea más ancho de lo que queremos y no aguante ni la clavija ni el cuadro. por lo general, si hacemos por ejemplo una perforación de 6 no tendremos un agujero de 6 sino de 6 ½ o más, y no queremos que eso ocurra.
Una vez tengas el agujero inserta el taco y luego el clavo o clavija. Así el espacio se ensanchará ajustado al clavo sin que sea más grande de lo que queremos. Es preferible elegir los que tienen forma de V y no de L pero eso será mejor preguntarlo en la ferretería antes de comprarlo explicando su uso y dimensiones.
Otro aspecto importante es el de usar dos puntos de apoyo y no sólo uno central para que se sujete mejor. Por eso es debemos prestar mucha atención a las medidas, en primer lugar, la distancia entre los dos puntos y haberlos puesto perfectamente en paralelo. Para saber si está bien basta con tomar la medida del suelo al punto dónde lo colgaremos de ambos clavos. Incluso podremos hacer tres agujeros como se ve en la imagen si el cuadro es muy grande.
Y por último, os recomendamos que el uso de almohadillas o gomas en los bordes inferiores del cuadro para permitir que circule el aire y que quede más estable.