Si al abrir no sale agua...
En este caso, lo más probable es que se haya producido una obstrucción. Para reparar la avería es preciso desmontar el grifo, sacar la válvula de cierre, y proceder a limpiarlo, introduciendo un alambre por el paso del agua para intentar eliminar el 'tapón'.Otra posibilidad es que se haya quedado endurecida la válvula de cierre. En ese caso debes quitarla, comprobar si está en buenas condiciones y eliminar la causa de la inmovilidad, que puede ser óxido o algún elemento extraño.
Si al cerrar el grifo, la cruceta no llega a su fin...
Desmonta el soporte y comprueba que la rosca no esté desgastada. Para ello debes hacer presión en sentido vertical ascendente y descendente sobre el eje, para comprobar si cede. Si la rosca está en buen estado, limítate a cambiar la zapata. Por el contrario, si está deteriorada, debes pensar en cambiar todo el grifo. Si se trata de un grifo antiguo que quieres conservar o restaurar, tendrás que hacer un eje nuevo. Si gotea por el tubo de salida...
Si se aprecia un goteo por el tubo de salida, debes cerrar la llave general de paso o mejor, si la hay, la llave de paso del tramo en que está localizada la avería. En este caso, lo primero que debes hacer es aflojar el soporte del eje del grifo y sacar la montura para ubicar la avería. Si la pérdida de agua se debe a que la goma está rota o deteriorada, basta con que la cambies y montes de nuevo el grifo.Si no es así es posible que el asiento esté deteriorado, es decir, que tenga fisuras que la goma no puede tapar y por las cuales se escapa el agua. Esta avería sólo puede repararse de dos formas: o cambiando la batería, o rectificando el asiento. Para rectificar el asiento, acopla la herramienta a la rosca del alojamiento del grifo y, al hacerla girar, la fresa colocada en su extremo rectificará la superficie del asiento. Cuando montes de nuevo el grifo comprueba que todas las juntas están convenientemente selladas.