Por este sistema, se puede controlar el paso tanto de los líquidos y gases más inocuos hasta de los más corrosivos. Según las necesidades, que vienen determinadas por el tipo de sustancia y la cantidad de flujo de ésta, hay disponible una amplia gama de válvulas.
Variedad según su finalidad
Algunos tipos de válvulas de control de flujo son:* Válvula de compuerta: en ella el orificio se cierra con un disco plano. Recomendada cuando se necesita un cierre o apertura completos y para cuando existe una pequeña cantidad de líquido en la tubería. Cierra herméticamente y cuesta poco, pero para manejarla hace falta bastante fuerza.
* Válvula de macho: se regula al girar un macho cilíndrico hasta 90 grados. Se suele usar para garantizar un cierre hermético y cuando su manejo debe ser frecuente. Tiene las mismas ventajas que la anterior, pero también cuesta manipularla.
* Válvula de globo: funciona mediante un disco o tapón que corta el paso al gas o líquido. Al contrario que las dos anteriores, está indicada para regulación o estrangulamiento del flujo, y no para un corte total. Aunque en esta función es eficaz, tiene en su contra que es relativamente caro.
* Válvula de bola: al igual que en la válvula de macho, el cierre se efectúa realizando un cuarto de vuelta. Las ventajas e inconvenientes de ésta son parecidas a las de macho.
* Válvula de mariposa: el cierre se produce por un giro de la llave de 90 grados, aunque a diferencia del resto de válvulas, este sistema está indicada tanto para un cierre completo como para un control por estrangulamiento. Necesita poca atención en cuanto a su mantenimiento, pero tiene cierta tendencia a la cavitación, es decir, la propensión a generar burbujas que producen desgaste en el sistema y generan ruidos.
* Válvula de diafragma: para accionarla es necesario dar varias vueltas a la llave, cortando o permitiendo el paso del flujo. Efectiva tanto para cortar el flujo como para regularlo. Tiene a su favor un bajo coste y la dificultad de tener fugas.
* Válvula de apriete: de varias vueltas, funciona con la puesta en acción de piezas flexibles, fabricadas, por ejemplo, de caucho. Es útil para estrangulamiento y cierre completo, aunque la temperatura del líquido o gas no debe ser muy elevada. De ella destacan su sencillez, precio bajo y el requerir poco mantenimiento.
* Válvulas de retención y desahogo: su sistema varía respecto de todas las anteriores en que su puesta en marcha se realiza de forma automática, según la presión que haya en la tubería.
* Válvulas de purga: empleadas en los radiadores, permiten eliminar el aire que se encuentra en éstos y que no permite que el calor se transmita de forma correcta.
Adquisición y mantenimiento
Al instalar una válvula de control de flujo, es importante prestar atención al tipo de sustancia que circula por la tubería donde se instalará, fijándose en la presión, temperatura, si es o no corrosivo, peligros de fugas y tendencia al deterioro.Tras adquirirla, hay que mantener unos cuidados, entre ellos su lubricación, que se debe realizar como mínimo una vez al año, o cada tres meses si no se maneja muy a menudo. El lubricante, que reduce el rozamiento, se debe elegir en función de los fluidos que regule la válvula, ya que varían la temperatura, presión, etcétera.
Asimismo, deben ser revisadas periódicamente, ya que su mal estado puede causar accidentes como escapes de líquidos o gases, provocar el paso de éstos cuando no es conveniente o incluso explosiones. A veces bastará con una inspección visual, pero en especial con las de sistema automático, es conveniente desmontarlas y comprobar que todos los elementos están en perfecto estado, dado que éstos, con el tiempo, se erosionan y si han estado en contacto con productos corrosivos, también se acaban deteriorando.