Cumplimos años y queremos o procuramos disimular el paso del tiempo cuidándonos un poco más y siguiendo las tendencias de la moda. No por cumplir años vamos a descuidar nuestro aspecto ni abandonarnos, no?. Pues lo mismo pienso yo de los muebles y con estas sillas que os enseño hoy pude comprobarlo.
Hay personas que cuando ven un mueble sucio o desfasado o de un determinado color… sólo ven eso. Míralo con más detenimiento, imagínatelo de otro color, con otros tiradores o complementos, llévatelo a tu gusto o a lo que tu necesites,…lo tienes ahí, porqué tirarlo?.
Mis amigos Victor y Sonia se mudaban de casa…volvían al barrio. El piso estaba lleno de muebles, mezcla de los de su abuela, de los de parte de su infancia y otros de difícil descripción. Había que desalojarlo todo para hacer obra y para que entrasen sus muebles nuevos….pero Victor me llamó antes para que echase un vistazo por si yo consideraba que algo pudiese salvarse o serle útil…y claro que lo encontramos.
Sí, lo reconozco…soy feliz en un trastero, almacen o similar. Es como entrar en una tienda en rebajas. Todo está desordenado, por el suelo y arrugado….pero de momento metes la mano en un montón cualquiera y sacas una camiseta monísima, de tu talla y por 3 euros!. Sólo hay que saber buscar.
Le “hice mirar” 2 cosas: un ropero del que os hablaré otro día…y un juego de cinco sillas marrones, fuertes, ligeras, cómodas, con carácter…Eran parte del mobiliario de su abuela, tenían muchos años pero tenían muy buena salud y mejor aspecto,….como su dueña. Victor dijo: “Tu crees??. “Claro que sí Victor. Estan fuertes y sin daños. Puedo ponerlas a vuestro gusto. Yo os daré ideas. Se pueden decapar y dejarlas en madera para luego teñirlas, pero eso llevará mucho tiempo. O puedo lijarlas y pintarlas dejando salir el color marrón que ahora tienen, sí… tengo una foto por ahí en mi carpeta. Yo las veo!”.
Es lo que os decía antes. Hay quien mira las sillas y sólo las ve en su estado actual….las ve ancianas. Así:
Yo las miro y las veo con su nuevo aspecto, resaltando sus detalles como las tachuelas del asiento, poniéndoles otro vestido más actual, ajustándolas a una idea que ví y guardé en mi carpeta. Así de jóvenes las veía yo:
Al mostrar la idea a mis amigos les pareció más fácil visualizarlas. Ellos son bastante atrevidos respecto a la decoración de su casa y buscando ideas nos decidimos por dar un paso más que hoy resulta muy atractivo: pintar cada silla de un color diferente utilizando la misma técnica.
Pues vamos al lio. Lijar suavemente la superficie de toda la silla, sobre todo las tachuelas del asiento para limpiarlas de la vieja pintura….y dar color y más color. Nos decidimos por colores chillones, con vida.
Una vez pintadas, se repasa con lana de aluminio toda la silla incidiendo sobre todo en los cantos y en las tachuelas. Como anteriormente las había limpiado sólo las cubría una fina capa de pintura reciente, fácil de desprender con el simple rascado de la lana. Resurgen brillantes debajo de la pintura así como el color anterior en los cantos.
El resultado quedó muy llamativo no sólo por los colores. Sobre todo por la transformación de unas sillas ancianas pero fuertes, que querían seguir siendo útiles, que no querían dejar a la familia, que querían jugar con los pequeños, que querían seguir siendo un poco niñas,….igualitas que doña Ana, su dueña .