Poner un lavabo en una encimera es una idea genial. Les comento que la casa de nuestro reportaje tiene varias habitaciones que dan al jardín. Es la zona preferida de su nueva propietaria, quien la va reformando poco a poco a base de buen gusto y detalles escogidos. Su idea de un baño selecto para los invitados chocaba frontalmente con el típico lavabo de pie, demasiado grande y, lo que es peor, insípido. Nuestra amiga decidió que su proyecto requería un detalle sofisticado, una pieza singular. Ese elemento sería un cuenco de mármol travertino, que la enamoró a primera vista.
Tras sondear distintas opciones, nuestra amiga decidió montar la pieza sobre una encimera volada. Es un tipo de composición para baños muy en boga, que realza la belleza geométrica y las texturas de los sugerentes lavabos modernos. Además, estando el lavabo junto a la puerta en un baño de dimensiones reducidas, ganamos sitio dejando libre el suelo, y facilitamos el acceso sin incómodos tropezones. Buscando el adecuado contraste con la piedra, la elección final es una repisa de madera.
Tras anotar las medidas, encargamos en nuestro almacén una encimera de 3 cm de pino, en tablero alistonado, fabricación adecuada para ámbitos con humedad dado que no se arquea.
Una vez cerradas las llaves de paso, desmontamos el lavabo original, y después tapamos provisionalmente las tomas de agua con tapones de rosca.
El lavabo irá justo sobre el bajante, y llevamos la encimera hasta el rincón, ganando sitio para el grifo. Por razones estéticas hemos pedido al almacenista que haga los cantos de la encimera, es decir, rebaje las aristas dejando un pequeño bisel.
Facilitamos el replanteo poniendo el conjunto sobre dos caballetes. El travertino es una bella roca sedimentaria, con multitud de cavidades y fisuras que le dan apariencia esponjosa. Dichas cavidades pueden sellarse con marmolina, como en nuestro lavabo.
De esta forma tan sencilla, utilizando una fuente de cristal, tanteamos el diámetro del agujero que practicaremos en la encimera, y verificamos la superficie de apoyo del lavabo.
Tras hacer un taladro inicial, cortamos con la sierra caladora, una herramienta espléndida sobre todo para realizar cortes curvos. Recordemos que en tales trabajos es muy importante poner la hoja específica de corte sinuoso, más fina que las normales.
Sin astillas ni bordes rotos, he aquí el satisfactorio aspecto que presenta el hueco, realizado lentamente con la sierra caladora. Por cierto, guardaremos la “rodaja” de madera, para hacer más adelante la rueda de una carretilla de jardín.
Sustentaremos la encimera con dos escuadras de forja, del mayor tamaño que permite nuestra encimera. Para taladrar los azulejos, marcamos con el punzón, perforamos con la broca para cerámica del número 5, y ya definitivamente hacemos el agujero con la broca del 6.
Hemos aprovechado los dos agujeros del anterior lavabo. Como tienen mayor diámetro, los llenamos con resina de poliéster, luego metemos el taco del 6, y finalmente el tornillo. El conjunto se macizará formando un cuerpo sólido, consistente como la piedra.
Antes de atornillar la encimera a los soportes, verificamos el nivel. Aunque una pequeña cortina bajo la repisa ocultará después las escuadras, las hemos elegido procurando que puedan quedar vistas, armonizando con el conjunto de lavabo y encimera.
Colocamos la encimera, la atornillamos desde abajo y ponemos finalmente encima el lavabo. Nuestra pequeña reforma ha sido un éxito. Tras dar aceite o barniz a la encimera, sólo faltará instalar el grifo, y la cortina para esconder el desagüe.