El bolseado es una técnica de pintura decorativa muy poco conocida en pintura de muebles, se utiliza principalmente en pintura de paredes. Sin embargo es una técnica con unos resultados espectaculares y es muy, muy fácil de aplicar, sólo se necesita... ¡¡una bolsa!!, claro (o varias si vas a pintar de diferentes colores).
Para mostrar en este tutorial las posibilidades de esta técnica voy a decorar una caja de madera (¡¡qué socorridas son las cajitas de fresas xD!!) pintada en color malva claro y utilizaré tres tipos de pintura, uno de la misma gama de color y otros dos en colores de contraste; también he elegido dos colores en pintura acrílica y uno en pintura al óleo, para abarcar las distintas posibilidades de la técnica.
Primera opción: decoración con pintura acrílica en la misma gama de color, en este caso malva oscuro.
Disolvemos la pintura con un poquito de agua (muy poca) y la vamos aplicando sobre el soporte ya seco.
Inmediatamente, antes de que la pintura se seque, vamos dando golpecitos con la bolsa arrugada por toda la superficie y vemos cómo va adquiriendo textura. Dependiendo del tamaño de las arrugas de la bolsa nos quedará un dibujo más o menos fino. Podemos pasar la bolsa varias veces, siempre removiendo la zona de la bolsa que ya está manchada de pintura para golpear con una zona limpia (si no la pintura de la bolsa arrastraría la pintura del soporte y no quedarían las líneas tan nítidas).
Segunda opción: pintura acrílica blanca sobre pintura de color. La aplicación es exactamente la misma, en este caso no se aprecia mucho contraste porque el color de base era muy clarito y el blanco no era blanco puro sino blanco antiguo. Pero a mí personalmente es uno de los efectos que más me gustan, el bolseado en blanco, sobre todo si se va a seguir decorando con otra técnica encima. La apliqué en los dos lados cortos de la caja.
Tercera opción: pintura al óleo en un tono contrastado, he elegido el Tierra Verde. En este caso tenemos que disolver la pintura con esencia de trementina (aguarrás puro) en vez de agua y a continuación aplicar el bolseado. Cuanto más contraste haya entre los dos tonos (el de la base y el del bolseado) más llamativo será el efecto. La ventaja de esta opción es que tarda bastante más en secar, con lo cual admite correcciones y modificaciones incluso después de unas horas, cosa que en los dos casos anteriores es imposible porque la pintura seca casi inmediatamante.
Una vez secas todas las caras se aplica una capa de barniz para proteger y ya podemos seguir con la decoración de la caja (o no, depende del soporte y del gusto de cada un@, yo no soy nada minimalista jaja):
En este caso, como la cajita la voy a usar para guardar mis trastos de repostería, decidí forrar una base de cartón duro con un precioso papel de cup cakes de Sueños en papel y encima otro forro de plástico adhesivo (chinos shop) para que sea fácil de limpiar. Los laterales los decoré con recortes de arpillera y telas sobrantes de otros trabajos y que ya estaban preparadas (en este post enseño cómo hacerlo). Estarcí los números con una plantilla de fabricación propia y le até unos cabos de hilo de algodón rústico.
Antes de despedirme quiero agradecer a GPadre su imprescindible colaboración en este post, para hacer las fotos en las que yo tenía las dos manos ocupadas. Con la cámara apoyada sobre mi hombro y atendiendo indicaciones tan contradictorias como "que se vea cómo pasa la brocha" pero "que la brocha no tape la pasada"; o "se tienen que ver las arrugas de la bolsa" pero "que no se vea la bolsa muy arrugada"... ha sido capaz de hacer las fotos de este tutorial. Cuando vi el resultado le tuve que dar un abrazo bien gordo, porque sin ser la paciencia una de sus virtudes (jaja) aguantó mi instrucciones y exigencias para que no se secara la pintura y las fotos reflejan perfectamente el proceso.
Espero que se entienda bien el procedimiento y os animéis a probarlo, realmente merece la pena el resultado.
Besos y nos vemos la semana que viene.