Como la silla original era tan bonita, poco más teníamos qué hacer para que el resultado fuera perfecto.
El paso a paso es muy sencillo, así que pódeis animaros a intentarlo:
1º- lijamos y damos un para de capas de pintura azul
2º- aprovechamos un resto de espuma para
tapizar que nos quedó de otra silla y lo
cortamos a medida con un cúter
Pegamos la espuma al asiento de madera, la cubrimos con una vistosa tela de búhos y la grapamos a la madera. Para ocultar las grapas, embellecimos el acabado con una pasamanería de color azulado.
Ya sólo quedaba darle unos toquecitos de lija, para darle un aspecto envejecido a nuestra sillita.
El resultado nos ha quedado así:
¿Os gusta?
¡Un beso TeCeTer@s!