En ocasiones nos llevamos la desagradable sorpresa de que el mueble que estamos esperando ha venido deteriorado. Llega la hora de pedir explicaciones y tenemos que saber de quién es la responsabilidad, si del comercio donde lo hemos adquirido o de la empresa de transporte que lo ha traído a casa. En la Feria de Valencia, D. Javier Turégano y D. José Emilio Nuévalos, ponentes del Instituto Tecnológico AIDIMA, junto con D. Manuel Herrero, director de la Asociación Española de Fabricantes de Baños Españoles ASEBAN, nos explicaron cuáles son los procesos de ensayo y embalaje que garantizan la seguridad del mueble, así como las normativas que se deben de cumplir para que sepas dónde y a quién reclamar.
Los riesgos del transporte y un mal empaquetado
Durante el transporte, existen unos riesgos mecánicos que pueden afectar a nuestro mueble. Estos riesgos son consecuencia de una mala manipulación del paquete, lo que provoca caídas, ya sea por el mal apilamiento de la mercancía a la hora de almacenarla o incluso por los choques y vibraciones que puede sufrir por el camino. Las condiciones climáticas también juegan un papel decisivo en su conservación: la humedad, las temperaturas extremas, el polvo, la arena, etc. Asimismo, influirán las rutas del recorrido, la poca experiencia de los empleados y el inadecuado acondicionamiento del transporte. Si a todo ello le añadimos un mal embalaje, entonces, con casi toda probabilidad, nuestro pedido sufrirá algún daño.
Para evitar que estos factores perjudiquen la estructura de nuestro mueble, se han establecido unos mecanismos de empaquetado específicos para cada tipo de mercancía. Están presentes características como el tamaño, el peso, la fragilidad, etc. y el artículo se expone a diversas situaciones en las que puede encontrarse durante su traslado. De esta manera, se puede llegar a conocer la resistencia del objeto y cuáles son las condiciones y el embalaje ideal para que llegue sin daños a su destino.
Lejos de la normativa de calidad de cada firma, existe una ley sobre el empaquetado (Ley 11/97 de envases y residuos de envases) que debe cumplirse antes de salir a la calle. De este modo, existen auditorias enfocadas a conocer la situación del negocio, de los productos y su embalaje. Puede ser la propia empresa u otras especializadas en ensayos de calidad, las que someten tanto artículos como empaquetados a exámenes de resistencia. Una vez aprobados, podrán comercializarse con diversos sellos de calidad que certifican que, como mínimo, cumplen la Ley de envases y residuos.
Método y procesos de ensayo
Tras las auditorías, la empresa diseña un sistema de embalaje que será sometido a ensayos de simulación de transporte. Estos ensayos están regulados por las normativas nacionales e internacionales UNE EN, ISO y ASTM. De este modo, se verifica si la envoltura es apta para contener y proteger un producto específico y para un determinado transporte.Los ensayos que se realizan en laboratorio son climáticos y mecánicos. En los primeros se examina el acondicionamiento en atmósferas estándar y en situaciones especiales; un ambiente desértico, cámaras frigoríficas, niveles altos de humedad, etc. Asimismo, las evaluaciones mecánicas someten al producto, siempre embalado, a golpes, caídas libres, vibraciones, compresiones (apilamiento), etc. Todo esto se lleva a cabo para comprobar la resistencia, los puntos débiles y la fragilidad del embalaje.
Una ayuda para nuestro mueble y para el cliente
Es obvio que el principal motivo por el que se empaqueta un mueble es para protegerlo de daños y conservar sus propiedades. Pero la cubierta trae consigo información impresa de gran utilidad para una correcta manipulación. Son etiquetas en las que se indica el contenido y la fragilidad del mismo, el modo en que debe colocarse, así como los sellos de calidad.Conocer estos procesos y saber que existen normativas de seguridad y de calidad expresas para el embalaje son buenas herramientas con las que contamos para saber a quién reclamar si alguna vez recibimos un mueble deteriorado.