Aurelia ya está lista para lucirse y dejar de ser un alma solitaria y olvidada en un trastero. ¡Pobrecica mía!
Ha sido un proceso laborioso y complejo. Cuando llegó a mis manos, incluso dudaba de si finalmente podría hacerla resurgir de sus cenizas —porque daba penica verla, la verdad—, pero poco a poco, con trabajo y mucha, mucha, mucha paciencia, creo que ha vuelto a sentirse guapa, a recuperar su autoestima —que la tenía por los suelos—.
Os dejo con las fotos del proceso de su cambio radical, del antes y después de lijar, retirar clavos oxidados, enmasillar, volver a lijar, sustituir base de madera, imprimar, pintar, decapar, dar pátina de envejecido, empapelar, tapizar e instalar cierre imantado en puerta.
¡Muchas gracias a Raquel por habérmela presentado y confiar en mí para darle una nueva vida! ¡Espero que disfrutéis la una de la otra!
¡Larga vida a Aurelia!
¡Os espero al otro lado!