Hay pocos muebles tan singulares como la mecedora. Las graciosas curvas de los apoyos que hacen posible el balanceo, obtenidas mediante doblado al vapor, se prolongan en un armazón ligero, resistente y muy decorativo. !Todo un éxito de diseño! Las mecedoras pueden llevar asiento de rejilla, y también un tejido resistente que haga la función de soporte.
Es un asiento típicamente veraniego, consagrado a la tertulia y al 'dolce far niente' en porches, patios y terrazas. El armazón, aunque tenga muchos años y parezca deteriorado, puede seguir siendo apto para el servicio, y además aportando como hemos dicho un encantador toque ornamental. Lo comprobaremos viendo la esmerada labor de nuestro amigo Torrepom.
Aquí vemos la vieja mecedora, que yacía olvidada en un garaje. Nuestro amigo Torrepom nunca había restaurado un mueble, y para abordar con garantías el proyecto decidió documentarse consultando en el foro.
Al instante, Anavazvaz, una experta en restauración de asientos, le explicó amablemente los pasos a seguir: "Lo primero que tienes que hacer es intentar desmontarla (con cuidado, y cuantas más piezas desmontes mejor), después decaparla bien".
"La mecedora presenta un roto en una barra del respaldo y resquebrajaduras en una de las patas balancín", señalaba Torrepom. "Voy a desmontar el armazón tal y como me dijo Anavazvaz".
Dicho y hecho, vemos la mecedora cuidadosamente 'desglosada'.
"Una vez desmontada, voy a quitarle la tela para poder trabajar mejor". Nuestro amigo ha ganado confianza gracias a los oportunos consejos de bricolegas como Anavazvaz, y la restauración marcha por buen camino.
"La barra del respaldo la he desmontado y encolado, y para que estuviera más fuerte le he colocado un clavo una vez montada. De refuerzo lleva un tornillo central y unos clavos a los lados". Las piezas ya están decapadas, lijadas y tratadas con un producto anticarcoma.
La madera reacciona con presteza a los cuidados, y podemos advertir la diferencia respecto a cómo estaba antes de comenzar la restauración.
"Aquí vemos las partes laterales del balancín ya lijadas, me he esmerado un poco más con respecto al respaldo". Seguidamente, nuestro amigo fortalece con unos clavos los tramos dañados, y aplica masilla reparadora.
"Estamos en los pasos finales y ya tengo todas las piezas pintadas, han quedado bastante bien", explica muy contento nuestro amigo Torrepom.
"Uno de los balancines que venía astillado -lo podemos ver al principio-, ha quedado bien fuerte, y el roto que tenía en el respaldo así lo dejé. El resto de la mecedora estaba bastante bien, sólo ha sido masillada algún golpe y unas pocas grietas sin importancia".
¡La restauración casi está acabada! Nos deleitamos con la inconfundible, simpática y elegante fisonomía de la mecedora. Nuestro amigo Torrepom visitaba entonces almacenes de tejidos buscando una tela apropiada, "a ver si tengo suerte y doy con algo que me gusta".
Como vemos, la búsqueda tuvo éxito. El artista eligió una tela sólida con un diseño alegre y juvenil, muy propio en la decoración de exteriores. "Ha quedado bastante bien por ser mi primera restauración sin tener conocimientos de nada, gracias a todos y especialmente Anavazvaz por su ayudita en los pasos, ha sido clave".
Añade finalmente nuestro amigo Torrepom: "Me ha gustado lo de restaurar, y cuando lo terminas quedas satisfecho del trabajo realizado". ¡Una sensación plenamente justificada, enhorabuena!