Salvo alguna excepción, la estructura de la cómoda isabelina en el S.XIX es como esta; rectangular, en madera de palma de caoba, con cuatro registros de cajones, más un cajón secreto en el zócalo, con decoración de marquetería de boj con motivos vegetales y bestiario en el frente superior, zócalo y montantes laterales.
Problemas estructurales:
Trasera muy frágil y ajada, con ataque de carcoma que además había mermado al hilo.
Bases de cajones rajadas por haber menguado igualmente al haber sido encolados en las guías en vez de encajados.
Patas delanteras agrietadas por humedad con pérdida de materia.
Abombamiento de chapa en laterales. La estructura o “alma” interior del mueble ha menguado en las uniones y por tanto creado daños exteriores según estas uniones interiores,
Grietas verticales y en desnivel en los montantes con decoración de marquetería
Guías de los cajones dañadas por el excesivo peso de los cajones
Guías traseras de los cajones destrozadas o inexistentes por el rodamiento sobre el mueble.
Grietas verticales en los montantes con decoración de marquetería
Problemas de acabado:
Barniz pasmado en la tapa y frente de cajones.
Suciedad en general en el interior de cajones y estructura de travesaños.
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Mi agradecimiento antes que nada a Yolanda Guerrero y Christel Peyrelongue por su colaboración inicial en este proyecto y al pincel de Saray Valera, nuestra reintegradora cromática oficial que siempre hace que el defecto sea casi invisible. En estructura, piezas, encolado, reintegración volumétrica y acabado a muñequilla este ha sido un trabajo de varios meses realizado por Ana Paola de la Cruz y la que os escribe estas historias.
Como siempre, empezaremos por la desinfección y a continuación por la consolidación. Extraemos los elementos que podamos restaurar exentos de la cómoda. Empezaremos por el principal problema: la estabilidad de las patas agrietadas y desencoladas.
Una vez realizada la reintegración retiramos los restos de cola en la espiga y la reserva para encolar de nuevo a la estructura. Esta sería el aspecto final de la pata ya entonada y barnizada.
Seguimos con los problemas estructurales. Nos conviene trabajar de inicio la trasera por varios motivos. Uno es porque una vez retirada, tendremos mucho mejor acceso a la estructura interior por ambos lados para la limpieza, y otro es para trabajar las guías interiores. De modo que retiramos la ajada y frágil trasera que no vamos a conservar, está como un corcho.
Los cajones de esta cómoda son grandes, de más de un metro de ancho, y sin una mediana bajo la base de refuerzo para soportar el peso del interior. Como consecuencia, a lo largo de los años se van haciendo “apaños” con clavos y cola hasta que la base se agrieta en unos casos.
Y en otros se parte en dos inevitablemente. En estos casos podemos reintegrar con una chuleta de madera el faltante.
Un abrazo a los alumnos del intensivo de restauración que realizaron esta práctica en el taller.
Esto, unido a unas guías destrozadas por el uso diario hizo que solo pudiéramos salvar 2 cajones y tuviéramos que sustituir 3 de ellos de esta cómoda isabelina S.XIX. Lo hicimos como antaño, rebajando a cepillo y en chaflán los 3 bordes en gualderas y frente, para que encajaran en la ranura del cajón. Con ello conseguían una base gruesa que aguantara el peso de la ropa.
De no existir guía, como en el caso de algunos cajones, enrasamos la gualdera hasta conseguir un plano y encolamos un liston hasta completar la altunra necesaria para insertar una nueva base, como podéis ver en la imagen superior.
Pasamos al abombamiento de chapas laterales. Esto requiere vapor para dar elasticidad a la estructura, pero a la vez el vapor hincha la madera y nos puede variar la capacidad de los cajones. Hay que trabajar rápido y presentar bien los gatos y camones para que ceda solo donde nos interesa.
En la imagen se ve perfectamente. Tras aplicar intensamente vapor, ponemos nuestros camones preparados a medida y apretamos con gatos en el frente y trasera, haciendo coincidir los puntos de presión con la zona que queremos enderezar. Es muy importante escuchar al apretar los gatos cómo nos van indicando hasta dónde debemos apretar.
Y esto es lo que veríamos en el interior, nuestros camones a medida en la misma posición a ambos lados de cada gato de apriete. Repetimos esta operación con vapor varias veces hasta que vemos que ya no podemos enderezar más.
Una vez hemos arreglado las guías interiores vamos a recomponer una trasera. Se nos ocurre una buenísima idea; reutilizar varias de las bases de los cajones ya inservibles, y de esta forma hacer una trasera reforzada por una mediana.
La grieta con desfase del montante derecho se intentó llevar a su sitio con calor pero resultó en vano. Tuvimos que reintegrar y entonar para ocultar la grieta.
Ya entramos en la fase de limpieza de toda la estructura empezando por los cajones.
y aún peor en los interiores como podemos ver aquí.
Con la tapa pasa exactamente igual. Pasmada y sin brillo apenas se puede apreciar la preciosa veta que tiene. Tras la limpieza y el barnizado vuelve a lucir como en sus buenos tiempos.
Todo el que me conoce sabe que barnizar me apasiona, en mi caso requiere un estado de ánimo en paz porque hay que disfrutar haciéndolo. El asegurar las piezas para poder ejercer la presión adecuada es algo que mis maestros me enseñaron bien, y es necesario para poder dedicarte únicamente a cerrar poro y peinar correctamente.. y si es a ritmo de un buen bolero, pues mejor!
No os hemos contado pero en el vídeo lo veréis perfectamente, que hemos retirado todos las molduras verticales de los cajones para llegar bien a los rincones. Estas molduras han sido numeradas y pegadas a una tabla para peinarlas perfectamente y una vez acabado el trabajo se ponen en su sitio. Así las esquinas quedan siempre perfectas.
Gracias de nuevo, Rosa, por traernos piezas tan bonitas al taller. Ahora empezamos un nuevo proyecto que también nos ha llegado de tus manos. Algo muy distinto pero que estamos seguros os va a encantar. Gracias por vuestros comentarios y una vez más encantadas de poder seguiros contando historias tan bonitas.
Por cierto Rosa.. no te contamos que en el fondo del cajón secreto del zócalo encontramos esto. Una moneda de 1.870 acuñada por el Gobierno Provisional que ejerció el poder durante parte del sexenio revolucionario que se abrió tras la caída de Isabel II en 1.868, hasta la restauración de Alfonso XII en 1874 . Si teníamos alguna duda de la datación del mueble ya no existe
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