Son fantásticos los beneficios del sol y del agua del mar, adoro el mar, bueno eso ya es otra historia.
Y de vuelta me he dado cuenta de todas las cosas que os tengo que contar e incluso tengo pendientes varios premios de buenas amigas que se han acordado de mi y que me gustaría agradecer, poco a poco intentaré ir poniéndome al día con todo el trabajo pendiente.
Lo primero creo que será contaros como hemos terminado nuestras clases este curso. Empezamos en Octubre con cuatro alumnos pero en algún caso como Marta, por problemas personales ( a la que mando un beso muy fuerte ) y en otro por que nuestra amiga Pilar pronto aumentará la familia ( a la que le deseo lo mejor del mundo), sólo hemos terminado con Jaime y Marina pero puedo aseguraros que hemos pasado unos viernes estupendos y espero que aparte de pasarlo tan bien hayan aprendido un montón de cosas nuevas.
El título del post viene al caso por el último trabajo de Marina, ha sido una recuperación fantástica y con la que hemos aprendido muchas técnicas distintas.
Trajo al taller este baúl que pertenece a la familia de su marido y que le tienen mucho cariño,
es un baúl de madera, recubierto de cartón, la verdad es que estaba muy deteriorado, la parte trasera tenía unas chapas que se pondrían en su día para reforzar la madera, aunque cuando os encontréis cosas de este tipo siempre pensar que debajo siempre hay “sorpresita”.
Le faltaban los tiradores e incluso alguno de las chapas metálicas que las sujetan
la verdad es que como el interior estaba empapelado no sabíamos todo lo que nos íbamos a encontrar, pero como veis teníamos de todo, era un gran reto
y los metales también estaban un poco deteriorados.
Bueno ante todas estas cositas nos pusimos manos a la obra, lo primero quitar todo el papel interior para ver que es lo que nos vamos encontrando
efectivamente las chapas ocultaba trozos de madera de diferentes procedencias y además de cualquier manera, por lo que decidimos que toda la madera que no era la original la suprimimos y pusimos una nueva
Pusimos nuevas las maderas, las recubrimos de cartón , pusimos nuevas las cantoneras que eran necesarias, quitamos el óxido de los metales y después de tener la estructura fuerte empezamos con el acabado, queríamos darle un aspecto antiguo, por eso primero pintamos todo de color beige, y las cantoneras les dimos cera de color oscuro y los metales les dimos negro
Para envejecer dimos una pátina de cera oscura con betún, nos gustó el aspecto que quedaba como de pergamino antiguo.
Lo siguiente era empapelar el interior, con un papel que eligió Marina de escritura antigua muy bonito.
El resultado espectacular, no parece el mismo baúl, que os decía, sólo falta ganas, paciencia y mucha ilusión.
Le hicimos las agarraderas de curo nuevas e incluso utilizamos la chapa que quitamos del baúl para poder hacer las piezas que faltaban.
Además tuvimos la precaución de quitar la etiqueta que tenía inicialmente, con la ayuda de mis compañeras restauradoras de papel, la volvimos a pegar en su sitio para que nunca pierda su identidad
Ha sido un trabajo fantástico, me encanta todo lo que hemos hecho y espero que podamos seguir pasando tan buenos ratos juntas.