El diseño de la mesa de nogal tiene todavía más interés cuando sabemos que las piezas de metal tienen 30 años, y son el armazón de un módulo con baldas de cristal, muy típicas en su momento. Nuestra amiga les dio en ese tiempo muy variadas funciones: estantería para el salón, mueble auxiliar de baño con cestas, carrito para la televisión y equipo de música… Ahora Yenai les ha encontrado nueva utilidad, !y nos parece francamente difícil mejorarla!
¡Un éxito indiscutible! Nuestra amiga Yenai alcanza la máxima nota con este diseño de la mesa de nogal, y ya tiene la mejor que podía desear para el salón de su casa del pueblo.
Vamos a seguir con todo detalle la fabricación del mueble, desde el comienzo.
El armazón metálico, que a pesar de los años se conserva luminoso y flamante. "Monté la estructura, pero me parecía un poco fría y se me ocurrió hacerle unas tapas de nogal". Aquí nuestra amiga Yenai plantea la forma deseada en cuatro piezas o mesitas, "que parezcan una sola y que se puedan separar en un momento determinado".
En el almacén de madera, Yenai selecciona entre las tablas de 4 cm de grosor. Tras examinar diversas variedades como pino, roble y nogal, nuestra amiga se decide por el nogal. Calculando las medidas de anchura y longitud, bastaba con adquirir un tablón, que poco después estaba en el taller listo para hacer los cortes.
Cortadas las ocho piezas, se pasan por la máquina para dejarlas bien lisas. Afloran las vetas del nogal, tan apreciadas en ebanistería. Es uno de los motivos que hacen de esta madera la preferida de multitud de restauradores, tallistas y carpinteros.
Seguidamente se emparejan las piezas, buscando las mejores combinaciones. Yenai moja con alcohol las uniones, para apreciar mejor el efecto de las vetas. Las piezas a unir se marcan con lápiz, como es habitual en los montajes de carpintería, y se encolan.
"En el ancho estaban ajustados a la medida final, pero es ahora, después de pegados los tableros, cuando ajusto la otra medida, el largo". Las cuatro piezas debían quedar exactas, así que nuestra amiga hizo una plantilla con un tablero, la fijó por debajo y cortó el sobrante del largo.
"Todo esto, en una carpintería y con otro tipo de maquinaria", explica Yenai, "se haría en un pispás y quedaría clavado. Pero recordad, estoy en un taller pequeño de restauración, y máquinas tenemos las justas y para piezas no muy grandes".
"Ahora, con la fresadora, hago un rebaje en todo el perímetro por la parte de abajo, para que asiente sobre el tubo de la estructura de la mesa y el tablero no se mueva". Un detalle que nos ha gustado mucho, así el conjunto gana todavía mayor solidez.
Después de un lijado minucioso, llega por fin el capítulo del acabado. Ahora el nogal revelará toda su cálida belleza.
"Me decidí por un lasur satinado y transparente", explica Yenai. "Lo doy con una brocha, cargándola poquísimo y extendiéndolo muy bien. ¡¡Me encanta el color del nogal!!"
Nuestra amiga dio cuatro manos de lasur a todo, lijando después de la segunda y la tercera. Después de dar cera y pulir con una gamuza, montadas las piezas de nogal en sus soportes, así queda el precioso elemento decorativo.
Un logro semejante bien merece un brindis junto a la chimenea. Felicitamos a nuestra amiga Yenai por la espléndida mesa, de la que hemos sacado provechosas enseñanzas. ¡La gran restauradora alcanza el grado de oficial de carpintería!