Aprovechar una caja para realizar este servicial accesorio es una excelente idea de nuestro amigo Garlopin. Convertida en pequeña alacena donde guardar los vasos, ahora la caja conjunta a la perfección con el soporte para las botellas. Una cuidadosa mano de tinte color nogal armoniza ambos elementos. ¡Acompáñanos a ver los detalles del trabajo para hacer un botellero!
Aquí vemos la caja que vamos a usar para hacer un botellero, que nuestro amigo ya ha decorado con un bonito azulejo comprado en Peñíscola.
Vista de las diversas piezas ya preparadas para montar y hacer un botellero. La celosía de jardín ofrece muy buenas prestaciones en diseños para interior, y el trabajo de nuestro amigo Garlopin es un buen ejemplo.
"Los huecos para las botellas están hechos con sierra de corona de 32 y 85 mm", explica nuestro amigo. La celosía encajará en las ranuras, practicadas con la fresadora.
Hay un sencillo truco para conseguir la ranura a lo largo en el travesaño de la base, que vemos entre la celosía y la caja: encolar tres listones, dos de la misma anchura y uno en el centro más reducido.
Una vez presentados los componentes para comprobar el montaje, se inicia el encolado. Garlopin ha suavizado los bordes en las aletas del botellero, haciendo además unas pequeños rebajes decorativos.
La tapa de la caja se desmonta, quitando las bisagras para ponerlas en uno de los lados, de forma que podamos abrir la tapa convertida en puerta.
Una mano de tinte color nogal deja el botellero con la cálida apariencia que vemos en la foto.
Finalmente, el barniz da un acabado lustroso al botellero de Garlopin, que vemos en la foto de arriba colocado ya en su rincón. ¡Enhorabuena, artista!