¿Quién no desea realizar un horno de barro, para regodearse con platos suculentos cocinados al amor de la lumbre? Si la afición a los asados no conoce fronteras, en Argentina es casi el deporte nacional. Y, como buena argentina, nuestra lectora Rolau ha construido en su jardín un fenomenal horno de barro, que veremos paso a paso en este reportaje.
¡Da comienzo a realizar un horno de barro! Aquí vemos a nuestra amiga Rolau, empleándose a fondo con lo que será la puerta del horno. Una vez soldados los ángulos que forman el marco, la artista pule las uniones con la radial.
Al realizar un horno de barro nos dimos cuenta que así quedaron soldados el marco y contramarco. Vemos la puerta, ya terminada con la chapa, y la traba de cierre que también fue diseñada y realizada por nuestra amiga.
¡La losa del horno es uno de los detalles más interesantes del montaje! Rolau y su amigo Marcelo la hicieron apoyada sobre el pasto porque no tenían maderas para construirla en alto. "Pusimos cuatro maderas haciendo un cajón y varias bolsas abajo para no arruinar tanto el pasto, luego con algunos fierros viejos le hicimos un enrejadito así sin mucho orden", explica nuestra forera. Seguidamente, añadieron arena, grava, cemento y cal. "No somos albañiles profesionales ja ja, la mezcla la preparamos a ojo a medida que la íbamos haciendo".
Una vez concluido el fraguado, alzaron la losa hasta su lugar. "Pesaba un montón", asegura Rolau.
Colocada y nivelada la losa, Rolau y Marcelo abordan la construcción de la pequeña cúpula de ladrillo. La primera hilada circunda la base de barro y botellas partidas.
Llega el turno de la sal gorda, extendida generosamente. "La sal y el vidrio molido se ponen en la base junto con la mezcla de barro, arena refractaria y cemento para que el calor se quede dentro del horno. Al curarlo poco a poco, se logra que el vidrio molido se derrita y que haga en la base como una piedra única toda de vidrio, así actúa como refractario", explica nuestra amiga.
"Ya vamos por la segunda hilada y presentamos el marco de la puerta, Allí estoy yo con mi ropa de trabajo, dándole los toques de revoque a los ladrillos que Marcelo iba colocando".
Ya era de noche cuando alcanzaron con las hiladas de ladrillo el dintel de la puerta, de modo que Rolau y su amigo Marcelo aplazaron la segunda fase hasta el siguiente fin de semana. Y reanudaron entonces la obra comenzando las hiladas inclinadas, para cerrar el techo del horno dándole su conocida forma redonda. "El alambre que pusimos arriba del marco de la puerta era para sostener la mezcla de barro con los ladrillos, ya que en esa zona no apoyaba en ningún lado".
Detalle del caño para evacuación de humos, instalado en la parte trasera del horno.
¡Merecido descanso para la cuadrilla! Nuestros amigos hacen un alto al mediodía, y dan buena cuenta de unos ricos sorrentinos con tuco.
"¡Qué cara de felicidad tenía yo revocando por dentro! Ya faltaba muy poco", cuenta nuestra amiga. "Por dentro le pusimos esos recortes de tablero de 2 mm para que sostengan un poco la curvatura del horno, por suerte no se nos caían los ladrillos, pero para que no hagan tanta fuerza los ayudamos con las maderas".
"Los últimos ladrillos fueron como poner piezas de rompecabezas, uno encajaba con otro y trababa al anterior" , dice nuestra amiga Rolau.
Seguidamente, dando un revoque externo con mezcla de barro, tierra refractaria y cemento, los dos artistas remataron triunfalmente su horno de barro, ¡en sólo dos días de faena! Aquí les vemos posando muy orgullosos en el final de obra. ¿Te animas a seguir su ejemplo?