Aprovechando el pequeño incidente, decidimos cambiar el color y remodelar el viejo Mustang.
Lo primero fué sacar la abolladura al más puro estilo cavernícola, con unos toques de convencimiento a martillo puro y con la fuerza justa para devolver el metal a su lugar.
Una vez que la forma ya era la deseada, procedimos a esmerilar la lámina para reducir las pequeñas marcas y deformidades que aún quedaron. La idea es no utilizar pasta o al menos utilizar la mínima necesaria. Como muestra la foto, el metal quedó prácticamente limpio y no hubo necesidad de aplicar pasta rellenadora.
Después de lijar con lija media toda la pieza, procedimos a aplicar dos capas gruesas de primario rellenador para desvanecer todos los pequeños defectos que pudieran quedar solo lijando ésta capa pues usar pastas rellenadoras nunca ha sido de mi preferencia.
Aquí vemos la pieza pintada, ya con su capa de clearcoat, AÚN SIN PULIR. El brillo es espectacular y como se puede apreciar, fué un trabajo realizado en nuestro jardín trasero. Espero terminar el auto en dos o tres fines de semana más. Ya les estaré compartiendo los avances..
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