El transfer se puede utilizar para un multitud de superficies: madera, cristal, metal... Pero también podemos poner una imagen en casi cualquier tela con esta técnica. Para después colocarla en un saco, una caja o donde nos dé la imaginación
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Es esencial elegir bien la tela que vamos a usar para el transfer en tela. Para mí, una de mis preferidas es el lino. Por un lado es lo bastante grueso para imprimir encima, pero a la vez no es muy gordo y así puede pasar facilmente por la impresora sin que se atasque. Aviso: puede ser habitual que se no arrugue y la impresora haga cosas raras como enrrollarlo todo. Consejo para evitarlo: planchar bien la tela que vamos a usar. Importante que esté bien lisa para que luego no nos ocasione problemas.
Una vez que tenemos la tela cortamos la pieza que vamos a utilizar. Con la regla y las tijeras hacemos el recuadro sobre el que vamos a imprimir el transfer en tela.
Insisto en este paso. Tal vez, sea lo más importante de todo. La tela tiene que quedar bien pegada al folio que vamos a introducir en la impresora. Como no tenía pegamento de barra, lo he hecho con cola de carpintero. Aunque con pegamento de barra también se hace bien.
Aunque no es necesario, a mí me gusta dejarlo bien pegado, sin que los bordes se puedan levantar y quedarse atrapados en la impresora. Para asegurarme uso pinzas. Hay quien directamente cose la tela al folio. Así sí que es imposible que se levante.
Elegimos la imagen que queremos y como si fuera un folio normal, ponemos nuestra hoja con la tela pegada en la impresora. No es necesaria ninguna impresora especial, ni usar una tinta que no sea la normal.
Luego recortamos.
Os dejo un videotutorial con un ejemplo de transfer en tela:
Más tutoriales: aquí
Otros ejemplos de transfer en tela: Una caja de fresas forrada con tela.
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