Dentro de las artes gráficas de impresión existe una técnica que destaca por encima de las demás gracias a sus innumerables ventajas. La serigrafía, cuya etimología nos remite al griego (escribir sobre seda) es un sistema que, desde sus albores hasta la actualidad, ha evolucionado ganando en utilidad y calidad.
Pero si bien la tecnología ha mejorado los equipamientos de este proceso, dotándole de rapidez y precisión, también es cierto que el desarrollo de nuevos materiales como tintas, rejillas, etc. ha ayudado a utilizar este mecanismo para la impresión en los soportes más dispares.
La aplicación de la impresión serigráfica es tan amplia que sería casi imposible enumerar todos los campos en los que es utilizada a diario. Desde la producción artística hasta la artesanal pasando por la industrial, la publicitaria o la textil. Además, los soportes que abarca la serigrafía son también muy numerosos, tanto en composición como en forma, así, por ejemplo, se cuenta con la impresión plana o cilíndrica.
El estarcido, el 'padre' de la serigrafía
Los orígenes de la serigrafía como técnica de reproducción hay que buscarlos en su más antiguo 'pariente': el estarcido. Este sistema milenario pierde sus raíces en el Egipto faraónico, donde las pirámides y templos eran ornamentados con imágenes, letras, signos o dibujos por medio de la estampación.
Tendremos que remontarnos dos milenios para que los chinos alumbraran la serigrafía propiamente dicha después de varios intentos. En el país asiático se utilizaba un bastidor al que se le acoplaba una tela de seda que, después de tensarse, recibía la impresión con la tinta.
Los cambios que ha sufrido esta técnica han multiplicado su tipología, los materiales y soportes y, por supuesto, las ventajas. Dentro de las tipologías, destacan dos principales: la plana y la cilíndrica. La plana se destina a la impresión de superficies de aspecto liso y los materiales de los que se sirve son frecuentemente el papel y el cartón. También está muy extendido su uso con otras materias de carácter plástico o textil.
La impresión serigráfica cilíndrica juega con el formato de los soportes, de ahí que sirva para formas ovaladas, cilíndricas, redondas, etc. Es un tipo de aplicación encaminada al sector industrial y, sobretodo, en relación a los envases.
La serigrafía textil es un sector muy importante. Se trata de un ámbito donde hay que ser cuidadoso y buen conocedor de tintas y tejidos puesto que no todos los materiales textiles aceptan la misma composición de tinturas.
Las formas de estampación dependerán de las fibras. A cada una hay que tratarla de acuerdo a su composición molecular, mucho más densa por ejemplo que la de cualquier tipo de papel. Para que las tintas se agarren a las telas y no pierdan con los lavados, los colores exigirán una composición química compleja.
Pasos fundamentales de la serigrafía
La ordenación de las distintas etapas dentro de este proceso de impresión es muy sencilla. Todo parte de un original que sirve de modelo para la posterior reproducción. Los orginales para serigrafía pueden presentarse en formato digital o en papel, además se puede tratar de un dibujo en color, en blanco y negro e incluso un texto. La industria ha evolucionado tanto que cualquier original puede ser reproducido en serie guardando los parámetros de calidad originales.
Este elemento indispensable de la producción serigráfica es utilizado para la obtención de la película, algo totalmente esencial para el siguiente paso, que será la obtención de la matriz por fotograbado. La película será de carácter transparente y dispondrá de partes opacas que son las que representan el dibujo o imagen. La manera en la que actúa la película por tanto, es muy sencilla: las partes opacas son sensibles a la luz ultravioleta y dejan áreas abiertas en la matriz. En cuanto a las zonas de la película totalmente transparentes, éstas constituyen un impedimento para la luz.
Existe otra serie de útiles necesarios para el proceso final sobre el soporte, como son los marcos, las mallas y la racleta. El primer elemento de esta serie debe poseer ciertas características importantes como por ejemplo ser firme y estar bien soldado para una mayor perdurabilidad en el tiempo. A los marcos se les adhiere la malla, bien sintética o metálica. A través de la malla penetran las tintas que irán al soporte, por lo tanto debe ser resistente y de limpieza fácil. El utensilio del que se sirve el operario para estampar es la espátula o racleta, compuesta por una tira de goma inserta en una pieza de madera o metal que presiona la malla y arrastra la tinta.
Algunas especificaciones
La proliferación de los talleres de serigrafía se explica por la simplicidad del proceso desde el punto de vista manual. Si se trabaja con grandes tiradas se exigirán resultados óptimos en cuanto a la producción y se deberá contar, además, con materiales de primera.
La diferencia entre lo manual y el proceso en serie radica por ejemplo en los sistemas, los equipos y la cualificación del personal. Lo que es cierto es que cualquier persona puede hacerse con los elementos esenciales para crear sus propios diseños de forma manual, pero se debe ser precavido con temas como la seguridad.
Los proveedores son los primeros que deben alertar de las instrucciones a seguir y de las medidas que habrá que tomar en el caso de que se produzca cualquier problema. Las incidencias más comunes son las relativas a quemaduras e ingestiones por los productos químicos que se manejan. La protección es vital en cualquier trabajo y, dentro de un taller de serigrafía, los disolventes, las tintas y fotoemulsiones deben estar bajo control.