El calor, el frío, la lluvia y los cambios bruscos de temperatura provocan en nuestro mobiliario exterior un deterioro más acelerado de lo normal, sobre todo en las mesas y sillas de hierro que tengamos en nuestro jardín. Si nuestra casa, además, está ubicada cerca de un puerto o de una playa, la humedad y la sal pueden agravar aún más la oxidación. Para prolongar la vida de nuestros muebles y hacerlos inmunes a las inclemencias del tiempo, no hace falta más que una simple revisión, con la que nos aseguraremos un buen aspecto, como mínimo, durante los próximos 18 meses.
Siguiendo unas cuantas pautas de saneamiento muy sencillas, evitaremos el deterioro de las piezas de exterior y no tendremos que reemplazarlas cada temporada.
Bricolajeyhogar.com te enseña unas cuantas técnicas para paliar los desconchados y el óxido que tanto desluce la imagen de nuestra terraza. De esta forma, tu espacio al aire libre te lo agradecerá y podrás disfrutar plenamente de todos los utensilios sin temor a cortes ni desperfectos.
Materiales y herramientas necesarias
* Esmalte antioxidante de color blanco.
* 1 bote de pintura de color a nuestra elección.
* 1 brocha.
* 1 esponja.
* Papel de lija de grano medio.
* Guantes y gafas protectoras.
* Cepillo metálico.
* Aguarrás.
Todos estos materiales podrás encontrarlos fácilmente en droguerías, tiendas de decoración y bricolaje, y no supondrán un coste mayor de 15 euros.
Antes de comenzar, prepararemos nuestro escenario de trabajo. Esto asegurará una labor más confortable, con todos los utensilios necesarios a mano, así como la limpieza a la hora de pintar, lijar y realizar los acabados. Un hule grueso y plastificado es una buena opción si trabajamos sobre una mesa. Otro consejo es hacerlo a una altura cómoda, y que nuestro banco de trabajo sea amplio para poder desplazarnos con soltura. Si tenemos la posibilidad de desmontar nuestros muebles en piezas, nos resultará más fácil manipularlas y atacar el óxido.
Cuatro pasos para renovar tus muebles
La primera tarea que llevaremos a cabo es la retirada del acabado más deteriorado de los muebles. Normalmente, aunque aparentemente las sillas y mesas suelen ofrecer una imagen de buen estado, las patas son las zonas donde más se acusa el paso del tiempo. Sin embargo, eso no quiere decir que otras partes como los respaldos, asientos y tablas de apoyo estén libres de sufrir roturas o averías. Así que aprovecharemos nuestro trabajo de restauración para poner a punto todas las zonas visibles.
Usaremos el papel de lija de grano medio para dejar desnudos nuestros muebles y extraer la pintura anterior y el óxido que haya podido acumularse, preocupándonos especialmente en aquellas zonas curvas o con oquedades donde sea más difícil el acceso. Otros aliados podrían ser el cepillo metálico, el decapante químico o las lijadoras eléctricas, ya que proporcionan mayor rapidez y el resultado final suele ser más uniforme y completo.
Si finalmente te decides por el decapante, no te olvides de usar guantes y gafas para protegerte, trabaja en un lugar bien ventilado y deja actuar al compuesto durante varias horas. Una vez pasado el tiempo, con ayuda de una cuchilla o una espátula, retira la pintura. Cuando termines el proceso, el papel de lija puede servir para rematar las zonas que hayan quedado descubiertas.
Es normal que encuentres más dificultad en las zonas que han tenido más contacto con la humedad. Si tienes un mueble demasiado oxidado, puedes incorporar un cepillo metálico de alambre duro al taladro y retirar la herrumbre pesada.
Proteger antes de pintar
Una vez terminado este paso, con ayuda de una brocha aplicaremos el esmalte antioxidante de color blanco, aunque podemos encontrarlos en una amplia gama de colores, dependiendo de la pintura final que vayamos a escoger. La pintura por sí sola no basta para combatir las adversidades del tiempo; por ello nos ayudaremos de este tipo de esmalte, compuesto principalmente por poliuretano, actuará a modo de película protectora en todo tipo de metales. No te preocupes si decides alterar el color, pues este tipo de compuestos son totalmente lavables.
Cubriremos la totalidad del mueble con una buena dosis de antioxidante sin diluir, haciendo hincapié siempre en aquellas zonas de mayor exposición. Un consejo recomendado es aplicar, si es posible, una segunda capa de esmalte, aunque otro truco podría ser rociar toda la superficie metálica con spray de silicona. De ambas formas, se refuerza tanto el poder antioxidante como el color final de la pintura exterior.
Un último retoque
Dejaremos secar, como mínimo, 24 horas antes de imprimir la capa final, y sólo cuando haya transcurrido el tiempo mínimo de secado, podremos comenzar a dar color a nuestro mobiliario. Antes de iniciar este paso, tendremos que cerciorarnos de que nuestra brocha esté limpia, ya que, en caso contrario, podríamos estropear el resultado final.
Por último, es aconsejable simular una veladura que suavice la tonalidad de los colores utilizados. Para crear este efecto debemos diluir muy bien la pintura antioxidante con un poco de disolvente. El resultado es un líquido semitransparente que extenderemos uniformemente por toda la superficie con ayuda de una esponja. Dejaremos secar unas horas y tendremos lista nuestra terraza para volver a disfrutarla plenamente.
Otros consejos
Bricolajeyhogar.com te enseña también algunos trucos para hacer más larga la vida de nuestros muebles. Uno de ellos es el lacado de las superficies. Una vez terminado el lijado y pintado, con ayuda de una muñequilla, podemos enlacar las distintas piezas para favorecer su aspecto final.
Otro recurso a nuestro alcance y de gran tendencia es el envejecimiento de los muebles de exterior. Para ello podemos utilizar distintas técnicas como el decapé o el craquelado, aunque utilizar pinturas con grano en colores rústicos y oscuros también aportará una imagen atractiva a nuestro rincón especial.