Una instalación de calefacción es un conjunto complejo de aparatos y accesorios, alguno de los cuales, la caldera por ejemplo, puede presentar ciertos riesgos, si no se cumplen escrupulosamente las especificaciones de funcionamiento y mantenimiento. La mayoría de averías pueden prevenirse con un mantenimiento eficaz y periódico.
La caldera
La caldera debe encontrarse en perfecto estado de limpieza. Si está sucia de hollín es síntoma de una mala combustión y disminuye su rendimiento. Debe limpiarse periódicamente y evitar la combustión del quemador.
Deben, asimismo, revisarse las juntas de puertas, registros, cajas de humos y cualquier otra junta que permita una entrada de aire indeseada. Estas entradas de aire incontroladas disminuyen el rendimiento; se producen porque, con el paso del tiempo, las juntas pierden estanqueidad.
Tampoco hay que olvidar que al calentar el agua por encima de los 60º C se precipitan los carbonatos disueltos y se adhieren a la caldera. Ahora bien, si la instalación va absorbiendo agua, la incrustación puede ser un problema. Se recomienda utilizar agua tratada para evitar las incrustaciones o la instalación de depósitos de expansión cerrados.
El quemador
El quemador juega un papel muy importante en el rendimiento de la combustión. Éste tiene un mantenimiento propio que depende del fabricante y que habitualmente se indica en el manual de mantenimiento. Los puntos más importantes a tener en cuenta son estos:
- Limpieza del filtro de aspiración del combustible.
- Limpieza de la fotorresistencia.
- Limpieza de los electrodos de encendido.
- Limpieza de las boquillas.
Los radiadores
Es importante saber que durante el periodo en el que no se ha utilizado la calefacción los radiadores han podido llenarse de aire. Es necesario purgar cada uno de ellos antes de encender la calefacción, así como alguna otra vez a lo largo del invierno, mientras ésta permanece encendida.
Es un proceso muy sencillo y que no necesita manos expertas para llevarlo a cabo. Para ello:
1. Abrir la boquilla de purga (suele estar situada en la parte alta del radiador), y dejar que salga el aire.
2. Esperar a que salga un poco de agua sucia e inmediatamente después cerrar la boquilla.
Con esto se conseguirá que el radiador caliente uniformemente y aprovechar considerablemente la energía consumida por la caldera.