Con las calderas de gasóleo podemos regular la temperatura del termostato interno de la propia caldera. La temperatura interna tiene como objetivo dar órdenes a la caldera, de arrancar y parar, y que de esta manera se consiga la temperatura deseada. Esto permite que al abrir un grifo o bien arrancar la calefacción, la caldera ya esté caliente y el tiempo de reacción sea mínimo. Una buena forma de ahorrar energía y combustible es bajando la temperatura de la caldera hasta sesenta grados (jamás más bajo de esa temperatura en tanto que podría ser perjudicial para los componentes internos de la caldera).
Con la temperatura más baja conseguimos que la caldera arranque menos veces y que cuando lo haga esté más tiempo en funcionamiento. De esta manera logramos mejorar el consumo de energía, y se prolonga el tiempo de vida útil de la caldera.
Existen varios tipos de calderas de gasoil, podemos disponer de modelos que solo se preocupen de dar calor al sistema de calefacción y sus radiadores, o también consigan generar Agua Caliente Sanitaria (ACS).
Calderas de gasoil vs Otros tipos de calderas:
Cierto es que la calderas de gasoil, como hemos dicho, no representan la opción más eficiente y económica a la hora de realizar una instalación de calefacción, pero en muchas ocasiones es la única opción posible ante la imposibilidad de llevar Gas Natural a la vivienda o la antigüedad de la instalación.
Se estima que el coste del KW de energía producido con una caldera de gasóleo es de 9€ aproximadamente, mientras que con Pellets 5€. Además las calderas de biomasa son perfectamente intercambiables por una de gasoil, su tamaño y encaje en la instalación es óptimo.