El acabado de las obras de albañilería depende de la profesionalidad del trabajo realizado, pero también está condicionado en gran medida por el tipo de materiales que hayamos seleccionado. Uno de ellos es el granito, un tipo de roca compuesta fundamentalmente por cuarzo, feldespato y mica, utilizado desde tiempos inmemoriales en la construcción.
Cortado con el tamaño y forma deseados y, en ocasiones, pulido convenientemente, es uno de los más resistentes y duraderos como revestimiento de suelos, material de balaustradas o de columnas, todo ello sin olvidar el toque de elegancia que aportarán sus variadas vetas, texturas y colores. Además, su mantenimiento es muy sencillo.
Características del granito
Para su uso constructivo y ornamental, esta roca debe reunir unos requisitos mínimos dependiendo tanto del entorno donde se ubique como de su uso específico. En primer lugar, para su utilización en exteriores, es necesario precisar su nivel de absorción del agua. Asimismo, es importante establecer la posibilidad de que se rompa por la acción de las heladas.
Para garantizar una alta duración en óptimas condiciones, se señala cuál es su resistencia al rozamiento; cuanto mayor sea ésta, menos desgaste sufrirá. Otro parámetro importante es su resistencia a la compresión, que es la carga máxima que soporta sin romperse.
Está compuesto por granos de diferentes minerales; cuanto mayor es el grosor de éstos, menor es la dureza y las posibilidades de rotura aumentan. Por el color de la piedra también conocemos cuál es su resistencia; cuanto más oscuro es, menor es la proporción de cuarzo y, por tanto, también su dureza.
En interiores y exteriores
Se utiliza de forma habitual en pavimentos para exteriores, como adoquines, por su gran resistencia. Las escaleras son otro de los elementos constructivos que abarca. Hemos de tener en cuenta que las superficies de esta piedra no admiten tallas finas, por lo que los dibujos que se pueden plasmar en ellas son limitados.
Las terrazas y jardines quedarán completos con balaustradas de granito y, en los exteriores, como en las columnas de los porches, aportará una gran sensación de firmeza. El mobiliario exterior tampoco deja de lado esta popular piedra; los bancos y mesas, con una superficie lisa y uniforme, son los protagonistas.
Asimismo, también es un imprescindible de las baldosas para interiores; su gran variedad tonal, producida por los diferentes minerales que lo componen y la proporción de los mismos, permite que elaboremos originales combinaciones y creemos diseños únicos. En la cocina también es un elemento destacado en las encimeras; es práctico por la facilidad de limpieza así como por la variedad de diseños.
Conservación muy sencilla
Mantener este material en óptimas condiciones durante un largo periodo de tiempo es muy sencillo, ya que no requiere excesivos cuidados. No es habitual que las manchas perduren en la superficie. La limpieza dependerá de si el granito es pulido o no. En el primer caso, bastará con un trapo húmedo. Si no es pulido podremos cepillarlo, una forma muy eficaz de eliminar la suciedad, sobre todo en exteriores.
En ocasiones observamos que la superficie ha perdido su brillo característico. En este caso, aunque es un proceso caro, la única solución es llevar a cabo un nuevo tratamiento de pulido, realizado por abrasión. Para prevenir esta situación, conviene evitar exponerlo a diferentes ácidos, que harán que adquiera un tono amarillento, o a productos abrasivos, que acelerarán la pérdida de la pátina brillante.