¡Qué oficio tan admirable es la albañilería! Lo que más me gusta de las barbacoas y los hornos de leña es que nos permiten apreciar con nuestras manos el sencillo prodigio de poner cimientos, levantar ladrillos y revestir.
Y siempre me quedo maravillado de la diferencia estética entre el comienzo y el final. ¡Quién diría que el magistral conjunto de arriba empezó así!
Lo vemos detalladamente en el vídeo. El artista construyó, además de la barbacoa, un horno de leña
Tomamos buena nota de su indicación: si te empleas a fondo, en cuatro días lo tienes hecho.
El siguiente ejemplo me gusta sobre todo por el cuidado puesto en evitar las humedades por capilaridad
Aunque es una obra bastante más sencilla que la anterior, la ejecución es muy primorosa, sobre todo porque el ladrillo visto requiere la máxima pulcritud en la colocación.
No hace falta decir que el nivel del burbuja, la batuta del albañil, debe vigilar cada avance del trabajo
Esos cortes tan limpios en el césped que vemos al comenzar el vídeo, formando la E para los cimientos, se hacen con una pala plana.
Finalmente, otra impecable barbacoa de acento español
Os recuerdo que para estos montajes conviene alquilar la hormigonera de mayor tamaño disponible. Siempre es preferible hacer las soleras de una vez, o con el menor número de tandas.
Observad el detalle de la encimera, construida con rasillones que luego se hormigonan y se enlosan.
¿Cuál de las tres barbacoas te gustaría construir en tu casa?