Cuando rechinan
Los goznes, con el tiempo, se han de engrasar para que no se resequen y rechinen. La operación consiste en abrir la puerta y levantarla con una cuña o elevador específico. Con levantarla unos centímetros nos bastará. Podemos utilizar un elevador de puertas (una pequeña pieza metálica que funciona mediante el principio de palanca al pisarla).Una vez tenemos la puerta levantada, limpiaremos los pernos de los goznes con un trapo impregnado en aguarrás y aplicaremos unas gotas de aceite. Bajaremos la puerta y la haremos girar una cuantas veces para que el aceite llegue a todas partes.
Bisagras mal fijadas
Con el paso de tiempo puede ocurrir que los tornillos se aflojen y las bisagras se descuelguen ligeramente. Lo comprobaremos abriendo y cerrando la puerta repetidas veces para ver si roza con el suelo. La abriremos completamente para tener un fácil acceso a los tornillos. Una vez desenroscados, los sustituiremos por otros de 15 a 20 mm. más largos.Si reemplazando los tornillos no hemos solucionado el problema tendremos que volver a fijar las bisagras. Empezaremos desmontándolas y haciendo los agujeros de los tornillos más grandes para insertar un taco de madera más largo que el hueco. Cortaremos el sobrante del taco dejándolo al mismo nivel del marco. Perforaremos un agujero inicial y volveremos a atornillar la bisagra.
Nos puede ocurrir que, si hemos de cambiar las bisagras, no encontremos unas exactamente iguales que las que estaban instaladas. Entonces tendremos que tapar los agujeros existentes con tacos de madera untados con cola blanca. Debemos volver a marcar el trazado de las nuevas bisagras y tallar las muescas para colocarlas.