Ya sabéis que todo cuesta mucho dinero y a veces tenemos los muebles impecables que nos da pena deshacernos de ellos. Así que me hice la siguiente pregunta: ¿Y si se le cambio el look a algunos de esos muebles para ponerlos acordes con la nueva imagen del salón? Pues se pinta y listo. ¡¡A reciclar!!
Tengo que admitir que soy muy torpe y que tengo unos padres muy manitas, por lo que en las pocas ocasiones que vienen a visitarme, les tengo siempre algunas tareas preparadas para entretenerlos.
En septiembre del año pasado tenía una tarea muy específica, cambiar de color la mesa baja del salón.
Para ello hemos necesitado lo siguiente:
Material:
Plástico cubretodo de protección standard (6x4m)
Taco de lija para todo tipo de superficies
Lata de pintura para muebles efecto tiza
Lata de cera de acabado para muebles
Bayeta
Trapo
Palillo de madera
Herramientas:
Atornilladora a batería
Brocha plana de 40
Y ahora a por ello!!
Empezamos colocando el plástico para proteger el suelo, es muy importante.
Nosotros nos pusimos en el garaje por muchas razones. Una de ellas es porque es donde tenemos más sitio (si no está el coche dentro, claro) y, en segundo lugar, porque podíamos abrir la puerta, con lo que, además de entrar más luz natural, se mitigaba el olor a pintura y ésta se secaba mejor una vez aplicada.
Pero esto tenía un inconveniente, que el plástico, al pesar poco se volaba, por lo que tuvimos que poner unos pesos en las esquinas. Para ello colocamos alguna caja, un rollo de cinta, un taburete,... todo vale.
A continuación, desmontamos la mesa. Esto nos costó, pero al final lo conseguimos. Mi mesa es de esas que se levanta el tablero y se queda más elevado, ideal para cenar en el sofás mientras que vemos nuestra serie favorita. Pero para desmontarla.... uff!!
Lijamos la mesa y limpiamos con una bayeta húmeda. Secamos bien con un trapo (que no deje pelusa) para que quede limpia antes de aplicarle la primera capa de pintura.
Ahora ya está lista para pintarla.
Abrimos el bote de pintura, mi padre lo hizo con un destornillador. Con un palillo de madera se remueve la pintura comprobando que no haya grumos y esté homogénea.
Y nos ponemos a pintar.
Es importante prestar atención a las juntas de las maderas, para que quede todo del mismo tono.
También pintamos los cajones, tanto por dentro como por fuera. Y por último, el tablero.
Una vez hemos terminado de aplicar una primera capa de pintura, dejamos secar.
¡¡Importante!! Al terminar de pintar, lavamos la brocha bien con agua y dejamos secar.
Así quedaba bien, pero yo la quería aún más blanca por lo que, una vez seca tanto la mesa como la brocha, le aplicamos una segunda capa de pintura.
Se me ocurrió que quedaría mejor que hubiera algunos contrastes, como por ejemplo, que el interior de los cajones quedaran más oscuros que el exterior, por lo que en el interior no aplicamos la segunda capa de pintura, creando un efecto de profundidad.
Terminada, lavamos nuevamente la brocha y dejamos secar tanto la mesa como la brocha nuevamente.
Y una vez que la mesa y la brocha están secas, terminamos aplicando una capa de cera para proteger la pintura. Terminada esta parte, volvemos a lavar bien la brocha. Dejamos secar.
Transcurrido un tiempo y con ayuda de un trapo limpio eliminamos el exceso de cera.
Ahora llega el momento complicado, montarla de nuevo. Y si complicado fue desmontarla, ya os podéis hacer una idea montarla.
Así quedó la mesa en el salón.
¿Qué os parece el resultado? ¡A mi me encanta!
Os recomiendo que recicléis esos muebles que tanto os gustan, porque un lavado de cara nos viene bien a todos.