Hoy os quiero mostrar como cambiar el estilo de tu mesa y adecuarla a una nueva decoración.
Cuando decido comprar un mueble que excede mi presupuesto habitual pienso en lo versátil que pueda ser. Suele ser un mueble de calidad y duradero, que me haga falta en ese momento y que pueda transformar cuando me haya cansado o ya no encaje con mi decoración.
Con esa idea compré esta mesa de centro a principios de siglo. Por aquel entonces tenía un acabado de madera tintada, con un marcado veteado y un estilo indiscutiblemente rústico. En ese momento me enamoró, porque era precisamente lo que buscaba. Una mesa grande, de madera maciza, resistente y con posibilidades.
Al cabo de unos añitos de uso, cambié de estilo y se hizo demasiado pesada para la nueva decoración, así que le di el primer cambio. La pinté con un esmalte satinado de color blanco roto y lijé los bordes y parte de la superficie para conseguir un toque romántico desgastado propio del shabby chic. Desde el momento en que compré la mesa sabía que cuando me aburriera de su aspecto original la pintaría de blanco. Conseguí un cambio notable de manera muy sencilla que he mantenido durante al menos 8 años, pero ya es hora de mostrar otra nueva cara.
Ya os comenté en el post de los espejos beach cottage que estaba cambiando mi salón a ese estilo, así que estuve buscando ejemplos de mesas estilo costero para sacar ideas. Al principio no tenía muy claro que hacer con ella. Pero creo que el resultado os encantará tanto como a mí.
Para cambiar el estilo de mi mesa seguí los siguientes pasos:
Paso 1: decapar la parte superior.
“Jolín Arhuanú, es que estas todo el día pintando muebles…” Por fin algo que no sea pintar, jajaja, parece que solo puedo transformar un mueble añadiendo pintura, pues no! también puedo quitársela JUA JUA JUA !! (risa malvada de película :P).
Protegí el suelo con unos trozos de cartón, utilicé un par de guantes, una espátula, y un buen decapante en gel que me facilitó el trabajo. Sólo hay que usar una brocha para repartirlo por toda la superficie. A los pocos minutos comienza a hacer efecto y ves como se cuartea la pintura. A mí me pareció genial, me encanta ver como se forman burbujas y se acaba levantando todo. Luego pasé la espátula para ir retirando esas manos de blanco que di años atrás, dejando ver la madera de color oscuro que traía originariamente. Lo reconozco… disfruté como una enana jeje.
Para quitar los restos usé un estropajo de acero, y una mezcla de agua, con un poco de friegaplatos y un chorrito de amoniaco. Si queréis pintar encima es recomendable aclarar con un trapo con aguarrás o disolvente para eliminar cualquier resto de decapante.
Paso 2: aclarar la madera.
Una vez seca, pude ver el auténtico tono que tenía la mesa. Aunque eliminé toda la pintura el tinte original aún estaba allí, y no me quedó más remedio que lijar hasta conseguir sacar el color crudo de la madera. Con la lijadora eléctrica ese trabajo fue mucho más sencillo pero reconozco que es bastante trabajo. Primero usé una lija del nº 80, que llegó hasta la capa de tinte y la eliminó, luego pasé a una 120 que suavizó las asperezas y acabé con una de 180 que la dejó como el culito de un bebé.
Paso 3: pintura del resto de la mesa.
Aquí volví a usar nuestra amiga la chalk paint que hemos aprendido a usar en proyectos anteriores. Mezclé varios colores de la marca La Pajarita hasta conseguir el tono que buscaba y di la primera mano que cubría perfectamente el tono anterior. Ahí fue cuando pensé en añadir otros detalles para un cambio más drástico. La gran mayoría de mesas que había visto tenían aspas en los laterales, unos listones que se cruzaban o formaban diagonales. No puede ser tan difícil pensé…
Paso 4: crucetas en los laterales.
Pues se me complicó un poco el tema… No tenía ni idea de cómo medir los listones, el ángulo de corte y el encaje de las piezas, jajajaja. Si es que las matemáticas nunca se me dieron bien. Al final con ayuda de un porta ángulos del cole, una regla, cinta métrica y paciencia lo conseguí. Luego pensé que hubiera sido más sencillo hacer una plantilla del recuadro que tenía la mesa en un pliego de papel, poner los listones encima y marcar donde tenía que cortar. Lección aprendida.
Para que el corte en angulo saliera recto, usé la caja de ingletes pero sujetando el listón con unas clavijas que trae para conseguir el ángulo que necesitaba. Una lijadita para suavizar el corte y listo.
Luego hice unos agujeros guía y atornillé el listón en su lugar. Hay que esconder bien la cabeza del tornillo dentro de la madera para que no sobresalga. Puedes hacer un avellanado con una broca mayor para embutirlo. Luego lo pinté para ver el efecto, y con solo uno en diagonal ya me gustaba, jajaja.
Pero la idea era hacer la cruceta entera así que continué. Corté el resto de listones, hice más agujeros guía y realicé el encaje con tirafondos ocultos. Esos agujeros y tirafondos los tapé después con masilla para madera al igual que alguna imperfección en la unión de las piezas.
Paso 5: acabados.
En el proceso de colocar las aspas, desconché un poco la pintura que aún no estaba protegida. Por tanto volví a pintar todo (incluyendo las aspas) dando una segunda mano de chalk paint y aplicando luego un barniz acrílico mate incoloro que me recomendaron en Bauhaus de la marca 3v3. Me ha gustado mucho este barniz, es blanquecino pero al secar queda transparente y no amarillea el color. En cuanto al sobre lo he protegido con cera lo que le da un aspecto satinado y una textura sedosa. Ahora da gusto acariciar la madera.
Y aquí está nuestra mesa renovada. Ha pasado ya por tres estilos distintos: rústico, romántico y ahora estilo costero. Una pieza versátil, funcional y camaleónica. No es increible?? Yo estoy entusiasmada con el cambio, cada vez me gusta más y me pregunto, por qué no lo hice antes??
A Yuca también le encanta así que quiso posar con su nueva mesa, jeje.
Ya va faltando menos para que lleguen las vacaciones, pero yo en mi casa ya me voy sintiendo como si fuera verano. Ya voy notando la brisa del mar por todos lados
Y a vosotr@s qué os parece el cambio? Con qué estilo de los tres te hubieras quedado tú?
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