La parte más delicada de un lavavajillas es el cesto donde ponemos los cubiertos para lavar. El material del cesto del lavavajillas, una especie de malla rígida se suelen romper con el uso y el paso del tiempo. La verdad es que, aunque parezca una pieza poco importante, cuando se rompe el fondo del cestillo se nos pueden colar algunos cubiertos y no lavarse bien por lo que entonces el lavavajillas no cumple su función.
¿Qué hacemos? Podemos comprar un nuevo cesto del lavavajillas o podemos intentar repararlo. Comprar uno nuevo no supone un gran coste, aproximadamente unos diez o doce euros, pero sí el trastorno de no poder poner el lavavajillas hasta que lo encontremos, de tener que buscar dónde los venden sueltos y bueno, claro, también de tener que pagarlo aunque no sea muy caro. ¿Por qué no intentamos arreglarlo? Os voy a dejar un truco muy sencillo para ello .
Las herramientas son sencillas y baratas: el cestillo, una malla, varias bridas y dos pinzas de la ropa.
- Lo primero que debemos hacer es ajustar la malla al cesto. Para ello cogemos la medida y sujetamos la malla con las pinzas.
- Después, insertamos las bridas entre la malla y la rejilla del cesto, de forma que queden dos bridas por cada lado del cestillo.
- Recortamos el sobrante de la malla por todos sus lados y le quitamos las pinzas.
- Por último ajustamos las bridas para fijarlas bien y recortamos lo que sobra.
¿Sencillo, verdad? . Pues ya sabéis, ¡animaos! Nos evitaremos tener que tirar un aparato que todavía puede cumplir su función.
Os dejo también un vídeo para que podáis ver la explicación de forma práctica y os sea aún más sencillo llevarlo a cabo.