Cabe decir que soy una de esas personas que se pueden considerar “manitas”, siempre que algo se estropea yo me tiro a la piscina e intento arreglarlo, teniendo en la mayoría de los casos éxito tras unas cuantas búsquedas y consultas en la web.
Mi historia de reparación fallida
Hasta ahora todo me había salido siempre bien en este sentido: la pata de una silla que cojea, un cable que necesita un empalme, la puerta de un armario a la que hay que cambiarle la bisagra… etc. Pero hace poco me encontré con algo a lo que nunca debí intentar arreglar, una lavadora.
Mi lavadora perdía agua por abajo cada vez que la ponía en modo centrifugado pero lavaba la ropa correctamente con lo que a mí me pareció una avería sencilla. Así que seguramente cegada por la “youtubemanía” de vídeos de reparación de lavadoras en los que todo parece tan sencillo, me aventuré a intentar repararla.
Con toda mi calma, para poder reparar la lavadora, me dispuse a buscar a avería repasando todas las piezas tras un lavado en el que se había perdido agua como de costumbre. Como vi que era por la parte frontal, me pareció lógico que fuera de la goma por la que pasan todas nuestras prendas.
Así que tumbé la lavadora para sacarlo cómodamente con tan mala suerte que se me resbaló y dio un golpe estruendoso por atrás. Cambié la goma (nada barata por cierto) con normalidad y lo dejé todo como estaba.
Pues bien resultó que o bien no era esa la avería o bien se averió con el golpe, pero el caso es que al final tuve que cambiar la lavadora después de todo mi esfuerzo. Una lavadora que llevaba conmigo tantos años de la que me dolió mucho despedirme.
Cuándo pedir ayuda a un profesional
En este tipo de averías como la mencionada en mi ejemplo sí que os recomiendo que llaméis a un buen servicio técnico que os repare vuestra máquina sin tener que llevaros un mal rato y sin acabar perdiendo dinero.
Reconocer cuando es necesario es en la mayoría de los casos cosa simple. Si sientes que tienes que indagar demasiado, o no encuentras en línea una respuesta concreta para el problema que presentas en el modelo especifico de tu artefacto, es mejor no arriesgarse.
Además, si ya de por sí, ni has logrado determinar por ti mismo donde radica la avería, sino que necesitas incluso indagar en este punto, es muy probable que cometas un error y termines cambiando la pieza equivocada, haciendo que como yo, pierdas una suma importante de dinero totalmente en vano.
Como último recurso, si ya pasaste por todo eso y aún intentaste un primer arreglo sin tener éxito o aún no tienes la certeza de que vas bien encaminado lo mejor es parar, no empeorar el problema y buscar ayuda. Debes recordar que entre los requisitos de cómo ser manitas se encuentra el saber identificar nuestros propios límites.