Allí, viendo el desarrollo del encantador ropero, aprendimos diversas técnicas de gran utilidad para infinidad de trabajos. La crisis continúa y debemos restringir al máximo los gastos. Por ello, es una medida muy saludable depurar nuestro oficio a fin de ahorrar en el importante capítulo de los muebles. !El ropero de muñecas constituye un ejercicio delicioso!
El mueblecito terminado. Es una tarea muy satisfactoria, a la que una mano femenina ha puesto el toque decorativo final con mariposas y flores, buscando causar una impresión inolvidable a la futura propietaria. ¡Veamos paso a paso todo el montaje!
Comenzamos la tarea cortando las piezas para los laterales del armario. Hemos escogido para realizarlo el tablero DM de 7 mm de grosor, que cortamos con la sierra caladora.
Con el procedimiento de los refuerzos internos en los ángulos, montamos rápidamente la estructura de la caja.
Para darle más solidez y empaque al mueble, recrecemos la base con tablero contrachapado de 19 mm. Marcamos el perímetro, aprovechando el ángulo recto que viene cortado del almacén. Ponemos cola de carpintero, la extendemos bien con el rodillo, y afianzamos la unión con una generosa batería de mordazas.
Para montar las patas del armarito usaremos unos tarugos de roble que andaban por el taller. Siempre es buena costumbre echar mano de los cortes sobrantes de trabajos anteriores. Cortamos los tarugos con la sierra japonesa, una de nuestras herramientas preferidas.
Después de achaflanar los cantos repetidas veces con la misma sierra, suavizamos el contorno con la escofina. Completamos el pulido con lija de grano fino.
Ya tenemos los cuatro sólidos apoyos en fase de encolado. Su perfil rechoncho hará un simpático contraste con el resto del mueble. Para mayor firmeza, pondremos después un tubillón en cada pata, taladrando por dentro desde la base del armario.
Abordamos el diseño de las puertas del armarito. Con una media plantilla dibujamos sendos corazones y los recortamos con la sierra caladora, herramienta idónea para trazos curvos. A la vez que adornan, los corazones darán ligereza a las puertas.
Turno ahora de las bisagras, que requieren un previo cajeado con el formón. Trabajaremos con cuidado, poniendo el bisel hacia abajo para que la hoja avance sin hundirse.
Con el fin de embellecer el mueble, colocaremos en la parte superior una moldura, que irá como es habitual en tres lados, los laterales y el frente. Debemos hacer con precisión los cortes a inglete.
Nuestro roperito avanza correctamente, y llegamos a la última fase, en la que debemos poner el mayor esmero: la pintura. Comenzamos dando una imprimación selladora por dentro y por fuera a todo el mueble, exceptuando las patas.
Lijamos bien la capa de imprimación, y pintamos en el color rosa definitivo. Y por fin he aquí el precioso regalo que recibió la hija de nuestro amigo. Observemos el detalle de las cortinas, así como los pequeños tiradores a juego. En cada piso del interior hay una barra a todo lo ancho para colgar la ropa, y las puertas quedan cerradas gracias a unos imanes, disimulados en el marco.