Redecorando el hogar: un viaje introspectivo a través de nuestra identidad

Darle un giro a nuestro hogar conlleva no sólo esfuerzo y sacrificios, sino también grandes dosis de introspección. Basta con optar por una cortina u otra para entender cómo somos en realidad. Pero, eso sí, siempre que todo cambio sea coherente con nuestra identidad.

Trasladar nuestra esencia a un espacio

Durante este último año, y a raíz de los confinamientos que han mantenido a la población en su hogar más que de costumbre, muchos han cambiado su visión sobre el templo doméstico que habitan incitándose a darle un giro a su decoración. Dado que la restricción de la movilidad y la aglomeración nos han inducido a hacer de nuestra vida muchísimo más hogareña, nuestros ojos han podido corroborar un sinfín de posibilidades que explotar en nuestra casa. Lo que, a su vez, ha conducido, y como así lo atestiguan las redes sociales, a auténticas revoluciones decorativas del hogar que han hecho públicas millones de usuarios en la red.

No obstante, aunque ese testimonio pueda barnizar con cierta sencillez las reformas que hacemos en elhogar, la realidad es que hay que tener muchísimas cosas en cuenta para realizar dicha tarea. Incluso el más aparentemente mínimo detalle, como unas cortinas a medida y dada su importancia visual, puede suponer un verdadero cambio en el conjunto del hogar. No se trata únicamente de la gama de colores y tonalidad que escogemos para nuestro espacio íntimo. Más bien, el arte de la decoración consiste en la capacidad de reflejarnos en una mezcla heterogenia de objetos que, a pesar de sus diferencias, se homogenizan en una sola consigna: respetar nuestra identidad.

La identidad y la coherencia

Pese a ser un concepto difícil de describir, podríamos definir la identidad como aquel conjunto de elementos, tanto físicos como intangibles, que representan cuanto creemos que somos o lo que queremos proyectar sobre nosotros mismoshacia el exterior. Por ende, la identidad de un hogar es aquel cariz que nos significa, que podemos identificar como parte de nosotros por más dispar que sea nuestro contexto emocional. En suma, la configuración de un ecosistema confortable a nivel de comodidad y estética según nuestro insobornable criterio. Aunque optemos por una combinación de colores que, aunque nos apasione, inducirían al mareo de cualquiera de nuestros huéspedes.

En este punto es donde entra otro concepto de gran importancia para con la decoración el hogar y que no es otro que la coherencia. También sujeto a la mutabilidad de tantos de los matices que la configuran, la coherencia es el sentido de intencionalidad y coordinación que se establece a raíz de la yuxtaposición de objetos, formas y colores de un espacio decorativo. En ese sentido, adquirir unas cortinas a medida son un perfecto ejemplo de cómo podemos amoldar las necesidades de un inmueble a nuestra coherencia dentro de éste. Pudiendo escoger tamaños, formas y colores con los que, en todo caso, obtener el ensamblaje perfecto de nuestra identidad en la decoración.

Decoración a base de prueba-error

Asimismo, tanto la identidad como la coherencia de dicha identidad en un ambiente exigen también de templanza y mucha reflexión. No sólo es importante el precio que estamos dispuestos a invertir en darle un giro a nuestro hogar, sino que también debemos tener claro que la idea inicial no es siempre la final. La emoción entra aquí como un factor determinante, puesto que se trata de un condicionante que, a pesar de su estrechez con nuestra identidad, puede comprometer el componente visual de nuestra decoración. Debemos realizar un bosquejo mental, o incluso un esbozo físico de éste, antes de organizar cualquier cambio.

El binomio prueba-error es aquí de suma importancia, dado que en nuestra cabeza todo es capaz de encajar, pero no siempre es así en la realidad tangible. Tras conocer a alguien, su casa, impregnada de su más íntima identidad, es lo que nos permite saber algo más acerca de dicho individuo. Sus preferencias visuales y decorativas son un reflejo de su mundo interior, su refugio, donde emerge a la luz su visión de las cosas e incluso la idiosincrasia de la blindada patria que es nuestro reino doméstico. En ese sentido, una decoración minimalista y de tonos neutros combinada con un llamativo color de cortinas no es incoherente, sino reflejo de un carácter sorpresivo y determinante.

Del escaparate a la aventura decorativa

Evidentemente, Internet es un inagotable e ingente escaparate de decoraciones que, de un modo u otro, pueden encajar con nuestra visión del hogar. Sin embargo, y aunque ello sea de gran utilidad cuando agotamos nuestras ideas y ninguno de nuestros croquis mentales da con la solución perfecta, siempre es preferible decorar por uno mismo. Si bien se trata de un esfuerzo, y a menudo decepcionante si éste no nos contenta con el paso del tiempo, ello nos servirá como recurso introspectivo para saber más acerca de nosotros mismos.

Redecorar el hogar puede convertirse en una divertida e interesante aventura que, incluso en caso de compartirla en pareja, amigos o familia, puede ayudarnos a reafirmar nuestros gustos. De hecho, es posible que un amigo sea capaz de acertar identificando el color que más nos representa, aunque hayamos escogido otro. En definitiva, decorar no es moco de pavo. Menos todavía cuando entran tantos parámetros íntimos y factores de abrumadora variabilidad. Aunque con esta experiencia, sin duda, sabremos que basta con una cortina distinta para cambiar el mundo.

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