1. Comprobar que no haya desperfectos ni averías en ella ya el invierno es una estación dura. En función de la gravedad de los daños puedes arreglarlo tú mismo o llamándo a un un especialista para que el se ocupe de ello.
2. Lo siguiente será hacer una limpieza a fondo de tu piscina. Pero, ¡cuidado! Si tu piscina funciona con cloro nunca uses jabón ya que al contacto puede producir reacción.
3. Si tu piscina no es natural (que suele ser lo normal), una vez esté todo limpio, toca revisar la depuradora, tanto la bomba como los filtros deben estar listos y en perfecto estado, y ya llevar a cabo el proceso de filtración y llenado del agua.
4. Y es imprescindible que, una vez termines la puesta a punto, lo prolongues en el tiempo cumpliendo con el mantenimiento diario: poner y quitar la lona de protección, apartar los restos de hojas u otros residuos del agua, el nivel de cloro… Eso sí, ten en cuenta que con una piscina ecológica todo este proceso se reduce y simplifica tanto en tiempo como en dinero.
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(imagen: Venatto)